lunes, 8 de septiembre de 2014

TEMA 12. LA CREACIÓN DEL ESTADO FRANQUISTA: FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS Y APOYOS SOCIALES.

  1. 1.INTRODUCCIÓN.
  2. BASES SOCIALES Y POLÍTICAS DEL FRANQUISMO.
    1. LOS PRINCIPIOS IDEOLÓGICOS DEL RÉGIMEN.
    2. INSTITUCIONES DEL RÉGIMEN.
    3. LA DEMOCRACIA ORGÁNICA.
    4. EVOLUCIÓN DEL RÉGIMEN FRANQUISTA.
7. LA OPOSICIÓN POLÍTICA AL FRANQUISMO:
8. EL DECLIVE DEL RÉGIMEN (1969-1975):


9. CONCLUSIÓN
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1. INTRODUCCIÓN

Primer Gobierno de Franco
El apoyo personal de Alemania, el peso del Ejército de África y el éxito de las primeras operaciones en Extremadura convirtieron a Franco en el más influyente de los generales sublevados. Pronto se planteó la necesidad de establecer un mando único, y tras varias discusiones, sus compañeros decidieron dar a Franco la jefatura. El 1 de octubre tomó posesión en Burgos como “jefe del Gobierno del Estado español”, en teoría un nombramiento que debería tener vigencia el tiempo que durara la guerra.

La elección de Franco significó el establecimiento de un nuevo modelo político: una dictadura personal y un régimen militar en el que Franco acumulaba todo el poder. Se constituyó una Junta Técnica de Estado, compuesta casi exclusivamente por militares, para asesorarle, pero en la práctica las decisiones las tomaba el Caudillo.

El fracaso en la conquista de Madrid, que se consideraba hecha, obligó a iniciar un lento pero continuo proceso de institucionalización, al hacerse evidente que la lucha se iba a prolongar. Se ha sostenido que esa prolongación de la guerra, además, fue suscitada por el propio Franco, con el doble objetivo de exterminar sistemáticamente al enemigo, y también de afirmar su poder dentro de la España nacionalista.


2. BASES SOCIALES Y POLÍTICAS DEL FRANQUISMO:

A pesar del monolitismo ideológico del régimen, que sólo las circunstancias hicieron cambiar en lo accidental, Franco tuvo que apoyarse en distintos sectores sociales que integraban el bloque dominante: falangistas, monárquicos, militares, franquistas puros y tecnócratas. Cada una de estas familias fue ganando o perdiendo influencia a lo largo de la dictadura pero en última instancia era Franco quien movía por propia voluntad las piezas del tablero. Conviene diferenciar entre las instituciones y las “familias”:
    1. .- Las instituciones.

El Ejército fue hasta el último momento defensor del régimen y de su ordenamiento legal. Su actividad no se ceñía a la defensa del territorio español, sino que poseía jurisdicción sobre los delitos políticos mediante los “consejos de guerra”. La mayoría, sobre todo los altos mandos, compartía con Franco la ideología de la victoria de 1939: el anticomunismo, su rechazo al separatismo y su dureza en cuestiones de orden público.

La Falange propugnaba una síntesis de patriotismo tradicional y autoritarismo de corte fascista. De ahí tomó el régimen su principal arsenal ideológico en las décadas de 1940 y 1950. Con el decreto de unificación de 1937, Franco “se adueñó del partido” y la Falange se diluyó en el llamado “Movimiento Nacional”.

La Iglesia Católica representó el elemento sancionador de la “legitimidad” del franquismo: la guerra civil fue una “cruzada” contra el ateísmo marxista y el Concordato de 1953 consolidaba la presencia de la Iglesia en la enseñanza media y en
La censura del Régimen
la vida intelectual, convirtiéndose en propagadora de la ideología del régimen. Se produjo una estrecha alianza entre la Iglesia y el “Nuevo Estado”: los obispos participaban de instituciones como el Consejo del Reino y las Cortes y el Jefe del Estado presentaba una terna al Papa para la elección del obispo de cada diócesis.


2.2.- Las “familias” del Régimen.



Las “familias” políticas no institucionalizadas eran:

Los monárquicos, que nunca fueron un grupo de oposición muy combativo, estaban divididos entre carlistas y donjuanistas. Los primeros recibieron algunos cargos en el seno del régimen, en cierta manera encarnaban el tradicionalismo católico y conservador que había defendido siempre el carlismo. Los partidarios de don Juan, hijo de Alfonso XIII, apoyaron al régimen y luego se apartaron de él al no restaurar la monarquía constitucional que existía antes de la proclamación de la II República.

Los tecnócratas hicieron su aparición en la década de 1960. Muchos de ellos eran monárquicos “franquistas” o miembros del Opus dei. Para ellos el desarrollo económico generaría un “bienestar” que sustituiría la política ideológica y estas transformaciones sólo podían darse en un régimen autoritario, pero “modernizado”.

Los franquistas puros o integrales, cuya seña de identidad era la “adhesión incondicional” al Caudillo. El representante más claro de este grupo fue el almirante Carrero Blanco. Para este grupo el franquismo aparecía como inalterable. Formarán en los últimos años del régimen y en los inicios de la transición el llamado búnker.

Podemos decir que lo único que unía a estos grupos era la fidelidad al Caudillo. Por esta razón, el franquismo no será posible sin Franco, y a su muerte, lo que debía estar “atado y bien atado”, o sea, el franquismo político- institucional, tuvo que ceder su lugar a un proceso democratizador que la propia sociedad española exigía.


3. LOS PRINCIPIOS IDEOLÓGICOS DEL RÉGIMEN:
La dictadura de Franco no fue una dictadura fascista, ni militar, ni totalitaria, fue una dictadura de carácter personal, con rasgos de cada uno de las anteriores. En la dictadura franquista no hubo un partido político, como en las fascistas, que impusiera su dominio total, sino que existían distintas familias políticas, ante las cuales Franco ejercía de juez y árbitro supremo. De hecho, el poder se manifestó siempre en tres vertientes: civil, militar y eclesiástica. Franco, así mismo, o el franquismo, tampoco disponía de un cuerpo claro ideológico. Era un militar con escasa formación, teniendo, como es propio en estos casos, unas pocas ideas políticas simples y maniqueas. Fueron las distintas familias las que le aportaron el bagaje ideológico, lo que se denomina pluralismo limitado.


El nacional-patriotismo. Esta fue la principal aportación al régimen de los militares, una visión unitaria y tradicionalista de España. Del espíritu militar provienen las ideas de jerarquía, disciplina, austeridad, autoritarismo, virilidad y fuerte represión que dominaron las distintas etapas de la dictadura. Firmemente anticomunistas, después de la depuración a que fue sometido por la guerra civil, era defensor a ultranza de la unidad nacional y del orden público.

El nacional-sindicalismo. En el inicio de la formación del estado franquista Franco optó por el fascismo italiano como modelo y, por tanto, la Falange, el partido fascista español, aportó un gran bagaje ideológico. Esta fórmula no pasará de la retórica de algunas leyes y discursos. En la práctica, el franquismo no fue capitalista en el sentido liberal clásico (Laissez faire), si bien su ideario socioeconómico constituía una amalgama de los principios liberales sobre la propiedad y los controles sindicales, laborales y políticos del fascismo.

El nacional-catolicismo. Se traduce en la defensa de la religión y de la moral católica en sus versiones más tradicionales. El catolicismo conservador es, quizás, la fuente ideológica que más surtió al franquismo. De ahí provino la moral, el tradicionalismo, el anticomunismo y el antiliberalismo. El dominio que la Iglesia ejerció en la vida social de la España franquista fue absoluto. 

Su control de la educación era completo: la Iglesia era titular de gran parte de los colegios, y la enseñanza religiosa era obligatoria incluso en la Universidad. Además, tenía plena competencia en materia de censura y una presencia constante en los medios de comunicación. Se impuso una estricta moral católica, pública y privada, cuyo incumplimiento era castigado por el Código Penal.

El papel de la mujer en la sociedad franquista

4. INSTITUCIONES DEL RÉGIMEN:

  • - Gobiernos: Hasta 1973 la jefatura del gobierno fue ejercida por Franco. Desde esta fecha fueron presidentes del gobierno Carrero Blanco y Arias Navarro. Los ministros eran una herramienta en manos de Franco, que los escogía y mantenía en sus puestos mientras tenía su confianza.
  • - Gobernadores civiles: Dependían directamente del gobierno y eran sus representantes en cada una de las provincias.
  • - Cortes Españolas: Fueron creadas en 1942 y sus miembros, llamados procuradores en recuerdo de los miembros de las tradicionales cortes estamentales del Antiguo Régimen. No eran un poder legislativo, sólo servían como organismo asesor y deliberador que colaboraba con el gobierno en la elaboración de las leyes.
  • - Consejo Nacional del Movimiento. Era una especie de cámara alta o Senado.
  • - Consejo del Reino. Era el órgano que asistía al Jefe del Estado en todos aquellos asuntos y resoluciones trascendentales que eran de su exclusiva competencia. Se creó cuando se estableció la separación de los cargos de Jefe de Estado y Presidente del Gobierno. Una de las funciones era la de proponer una terna de la cual el Jefe del Estado elegiría al Presidente del Gobierno.
  • - Consejo Nacional de la FET y de las JONS. Venía a ser un alto organismo deliberante, asesor del Jefe Nacional y encargado, en caso de muerte o incapacidad de Franco, de proclamar a su sucesor.
  • - Tribunal Supremo. Cúspide del poder judicial.
  • - Alcaldes. Nombrados por los gobernadores civiles.

5. LA DEMOCRACIA ORGÁNICA:

La democracia orgánica como concepto es aquella en la que la representatividad se encontraba en los "organos naturales del Estado": Familia, Sindicato y Municipio, y no en los votos de los ciudadanos. Así, no sólo era contraria al concepto de un gobierno representativo basado en el sufragio universal sino que prescindía de la división de poderes como salvaguarda de la ley. Las libertades democráticas fundamentales de asociación y de expresión se hallaban muy limitadas. En esas condiciones, la organización de una oposición que desafiara al poder personal de Franco o los principios de la democracia orgánica era imposible.
El régimen franquista no permaneció inalterable durante sus casi cuarenta años de vigencia. El franquismo de 1970 ya no era el gobierno francamente personal de 1940. El régimen se enorgullecía de su propia evolución, de su capacidad para adaptarse a las circunstancias, de “perfeccionarse”.
En 1965 el régimen emprendió dos medidas institucionalizadoras fundamentales:

  • - La Ley de Prensa (1966) ponía fin a una etapa de prensa orientada, rígida y bajo unas normas excesivas de censura (ahora, censura a posteriori).
  • - La Ley Orgánica del Estado (1966) definía una especie de monarquía limitada por las doctrinas e instituciones de un Movimiento Nacional. Tenía una constitución, consistente en las leyes que la Ley Orgánica reconocía como Leyes Fundamentales. Con la Ley Orgánica el largo proceso constituyente quedó completado y se dio por fin el paso culminante hacia la institucionalización del Estado Nacional. Reconocía y en algunos puntos modificaba las seis Leyes Fundamentales:
- Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958), que establecía los principios que debían inspirar toda la actuación del Estado y que debían ser aceptados mediante juramente por todos.
- Fuero de los Españoles (1945), que establecía sus libertades y sus deberes.
- Fuero del Trabajo (1938) que regulaba las relaciones entre el capital y los trabajadores.
- Ley de Constitución de las Cortes (1942).
- Ley de Referéndum (1945) que fijaba las condiciones para la sanción popular de las leyes importantes.
- Ley de Sucesión (1947) define a España como un reino sin rey, puesto que Franco es proclamado Jefe de Estado vitalicio y se le concede la facultad de elegir sucesor, sin ningún tipo de restricción.


6.     EVOLUCIÓN DEL RÉGIMEN FRANQUISTA:

En el régimen franquista no cabe la menor duda de que jugó un papel decisivo la propia tenacidad defensiva de Franco. También, no obstante, la coyuntura internacional, con el desarrollo de la guerra fría, tuvo una influencia de primerísimo orden.

En el terreno económico, por su parte, en 1939 España era una economía agrícola con unos apéndices industriales concentrados en las provincias vascas y Cataluña. Y en 1977, una austera sociedad preindustrial se había convertido en una sociedad industrial.

España había experimentado una revolución industrial y los pobres de las zonas rurales habían emigrado en masa a las grandes ciudades industriales. En 1939, cerca de la mitad de la población activa española se dedicaba a la agricultura: en 1977 sólo quedaba menos de una cuarta parte.

6.1. Los años 40. Autarquía y aislamiento.



Durante la II Guerra Mundial la España de Franco se debatió entre la intervención y la no-intervención, aunque mostrando hasta 1944 un decidido apoyo por el Eje. Al final la primera opción no se llegó a materializar más por las escasas ganancias que podría concederle el III Reich a España, que por la falta de interés y avidez imperialista de Franco.
A nivel económico, en 1940 la Guerra Civil había provocado una recesión económica sin precedentes.

Hasta los años 50 la España nacional estuvo tratando de rehacerse con los instrumentos de una economía de guerra forjados en los años 1937-1939, bajo la influencia de los modelos fascistas.

Las dos ideas centrales eran la autarquía y el intervencionismo. Una economía autosuficiente, autofinanciada, protegida frente a la competencia exterior mediante elevadas tarifas aduaneras, que sería creada y reglamentada por la intervención del Estado. Esta política generó más miseria que la que creó la Guerra Civil.

En el caso de la agricultura, el intervencionismo llegó a extremos delirantes. Se implantaron los llamados "precios de tasa" y se obligó a los cultivadores a entregar la mayor parte de sus cosechas a dichos precios, imaginando que de esa forma se conseguiría asegurar el abastecimiento.

Una serie de organismos se encargaron de la recogida de los cupos y de su ulterior reparto a la población por medio del racionamiento: el Servicio
Nacional del Trigo, la Comisaría Nacional de Abastecimiento y Transporte. Muy pronto, sin embargo, se empezaron a manifestar los fallos del sistema. En primer lugar, los cultivadores optaron por producir bienes alternativos no sometidos a regulación o por realizar ventas clandestinas.

De esta manera, la escasez aumentó y los precios se dispararon, dando lugar a la aparición del mercado negro (estraperlo), en cuyo seno las cantidades comercializadas llegaron a superar a las canalizadas de forma oficial.

En cuanto al sector secundario, la orientación de la política económica es similar. El intervencionismo se materializa en este caso en la creación del Instituto Nacional de Industria (INI) en 1941, auténtico "holding" estatal inspirado en el IRI de Mussolini. Su misión consistía en la organización de empresas, financiadas por el erario público, que actuaron fundamentalmente o en el sector de fabricación de armamento e industria paramilitar o en sectores cuya finalidad era la explotación de recursos naturales, la producción de energía eléctrica y la sustitución de importaciones que llevaba la política autárquica.

El Estado toma a su cargo el sector de los transportes ferroviarios creando la RENFE. Mientras, el sector privado se veía sujeto a un rígido control que no se suavizaría hasta la década de los cincuenta.

La vida cotidiana se iba a caracterizar hasta bien avanzados los años cincuenta por cuatro fenómenos relacionados entre sí: la escasez -hambre en muchos casos-, la inflación, el mercado negro y la corrupción, ya que la masa hambrienta y empobrecida coexiste con la emergencia de una
El estraperlo
casta de nuevos ricos que derrocha el dinero de manera ostentosa. La situación llegó a ser tan difícil en las ciudades que el proceso de urbanización acelerado a partir de 1910 invierte su tendencia. Es decir, la población española se ruraliza: el porcentaje de habitantes del campo vuelve a ser superior al de las ciudades. Asimismo, se produce una regresión de la población activa hacia el sector agrario, cuyos trabajadores vuelven a tener una porción mayoritaria (50,52%), que habían perdido en el censo de 1930.

Para terminar, es necesario recordar que la derrota del Eje fue también una derrota para España. Significó sobre todo, su aislamiento internacional, pues se sometía a España a un boicot económico y político. El efecto de este boicot se sumó a las consecuencias de la propia Guerra Civil. El resultado para la economía española fue nefasto.


6.2. Los años 50: el final del aislamiento.

Los años 50 propiciaron una apertura de España hacia el exterior, facilitada, entre otras cosas, por el surgimiento de la guerra fría, y el probado anticomunismo del régimen. En estos años se mejoran las relaciones con El Vaticano, con el que se renueva el Concordato de 1851 en 1953.

Las negociaciones militares con EE.UU. seguían su proceso, y culminaron con tres acuerdos que conformaban el llamado Pacto de Madrid (1953),
que sentaban las bases para la defensa mutua, de tal modo que se aseguraba el apoyo militar y económico de España, y se permitía la construcción y uso durante 10 años de tres bases áreas y una naval en territorio español. No hay duda de que esta relación fortaleció la imagen del Régimen en el interior y exterior del país. En 1955 España, además, ingresaba en la ONU.

En el terreno económico, al iniciarse la década de 1950 el fracaso de la política autárquica era ya claro incluso para los propios jerarcas del franquismo que defendían este modelo.

El giro en la política económica se inicia con el cambio de gobierno de 1951. Se decretó una liberalización parcial de precios, comercio y circulación de mercancías. Sus efectos y los de una buena cosecha permitieron terminar con el racionamiento en 1952. Se inició entonces una importante expansión económica, al tiempo que disminuía el peso del sector agrario en la renta nacional. Al crecimiento contribuyeron las ayudas estadounidenses, que comenzaron a llegar en 1951.

Pero la prosperidad era sólo aparente. Los presupuestos seguían siendo deficitarios y la balanza comercial también. A partir de 1955 se produjeron huelgas y protestas. En realidad, ni Franco ni sus asesores, completamente ignorantes en la materia, sabían cómo dirigir la economía.

Hubo que esperar a la crisis de gobierno de 1957 para convencer al dictador, que aceptó entregar la dirección económica a los “tecnócratas” del Opus Dei.
    1. 6.3. Los años 60: desarrollismo y cambio social.
La reforma económica que se puso en marcha en 1959 tenía como objetivo conseguir un fuerte ritmo de crecimiento, una rápida industrialización y la conexión de la economía española con la internacional.

El Decreto-Ley de Nueva Ordenación Económica de aquel año se aprobó tras superar las reticencias de casi todo el gobierno. Era un plan de estabilización típico. Se trataba de liberalizar la economía, mediante la supresión de trabas burocráticas, el recorte del gasto público y la apertura al exterior. 
 
El plan se inició con una serie de medidas restrictivas. Para reducir el gasto del Estado se suprimieron organismos burocráticos, se recortó el presupuesto y se subió el precio de los servicios públicos. También se liberalizaron los precios protegidos, aumentaron los tipos de interés y se restringieron los créditos bancarios. Al mismo tiempo se devaluó la peseta, fijando un tipo de cambio más realista. También quedaron liberalizadas las inversiones extranjeras.

Consecuencia inmediata fue la entrada masiva de capitales de las multinacionales en sectores clave, como el energético. Los resultados fueron inmediatos. Entre 1959 y 1960 se produjo, como era previsible, un fuerte parón económico: caída de salarios, de precios y del consumo. Pero se consiguieron los objetivos de reducción del déficit y de acumulación de capitales, y a partir de 1961 comenzó el proceso de relanzamiento. La economía española creció a un ritmo altísimo, que se basó sobre todo en el aumento del sector industrial y de servicios, y propició un profundo cambio en la sociedad española.



El crecimiento de la industria produjo una intensa inmigración de mano de obra hacia las grandes ciudades. Otros muchos buscaron trabajo en Europa. El resultado fue el alza de salarios en el campo, al disminuir la oferta de mano de obra, lo que a su vez impulsó la mecanización de las tareas agrícolas.

La balanza de pago dejó de ser deficitaria, en buena parte gracias a las divisas obtenidas por la entrada masiva de turistas, que llegaron a cubrir el 80 % del déficit comercial. A las divisas de los turistas se sumaron las inversiones extranjeras y las aportaciones de los emigrantes, que enviaban buena parte de sus ganancias en Europa para el mantenimiento de sus familias.

A partir de 1963 el Gobierno intentó regular el crecimiento mediante los llamados Planes de Desarrollo. Se trataba de conseguir, en periodos de tres años, una serie de objetivos de crecimiento en sectores clave, mediante incentivos fiscales y ayudas estatales. Se crearon los llamados polos de desarrollo para promocionar la instalación de nuevas industrias y así generar empleo en zonas deprimidas. Pero el resultado fue decepcionante, porque no se cumplieron los objetivos previstos.



No obstante, este crecimiento económico produjo un cambio social sin precedentes. El crecimiento de una clase media cada vez más importante numéricamente. Esta clase media sería la protagonista de la transición a la democracia. España dejó de ser un país rural y agrícola para ser urbano.


7. LA OPOSICIÓN POLÍTICA AL FRANQUISMO:

    1. 7.1 .Primera etapa del franquismo (1939-1959):




Durante esta fase destacan tres frentes: el movimiento obrero, los grupos monárquicos y el maquis o guerrilla.

La actividad clandestina de pequeños grupos del PCE, del PSOE y de la CNT nunca se interrumpió. Incrementaron sus actuaciones tras el final de la II Guerra Mundial con huelgas en Cataluña (1945) y el País Vasco (1947).

Los grupos monárquicos practicaron una oposición basada en la conspiración. El momento más difícil para el dictador se produjo cuando en 1943 los tenientes generales dirigieron una carta colectiva a Franco en la que le pedían la restauración de la monarquía. Dos años más tarde, el conde de Barcelona, Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII, hizo público en Lausana (Suiza) un manifiesto en el que solicitaba a Franco que se retirara para restaurar la monarquía en su persona.

El maquis o guerrilla se constituyó a partir de dos grupos diferentes. El primero de ellos se formó a partir de núcleos que subsistían diseminados por zonas de montaña desde finales de la Guerra Civil. Su objetivo era continuar la guerra. El segundo grupo lo constituían unidades que habían luchado victoriosamente contra los alemanes en la II Guerra Mundial, que intentaban trasplantar aquella experiencia a España. Entre 1944 y 1950 intervinieron en varias zonas, y su acción más espectacular fue la ocupación del valle de Arán. El aislamiento de los grupos guerrilleros, la represión y el recuerdo de la guerra entre la población civil explican su fracaso.




En la década de 1950 la oposición interior experimentó tres cambios significativos:
  • la renuncia a la práctica violenta,
  • la transformación social y generacional de sus miembros
  • el impulso de la actuación opositora en las universidades y en el seno de los sindicatos franquistas. Las acciones más frecuentes de la oposición eran las convocatorias de huelga.

    1. 7.2 .Segunda etapa (1959-1975):



Durante la década de 1960 y la primera mitad de la de 1970 la oposición se fue fortaleciendo paulatinamente y las críticas al régimen se extendieron a toda la sociedad. La conspiración monárquica impulsada por personas vinculadas a Juan de Borbón continuó. La actuación del movimiento obrero, con huelgas, reuniones, asambleas, manifestaciones, etc., se hizo mucho más rotunda y coincidió con la agitación en el ámbito universitario.

Esta segunda fase se halla también marcada por las acciones terroristas del FRAP y ETA, las protestas de los trabajadores y de los estudiantes mezclaban las reivindicaciones económicas y laborales con las netamente políticas, como el rechazo del sindicalismo oficial y la demanda de libertad sindical y de derechos políticos.




8. EL DECLIVE DEL RÉGIMEN (1969-1975):

Tras el nombramiento de Juan Carlos como sucesor en la Jefatura del Estado en julio de 1969, el que era vicepresidente del gobierno, almirante Carrero Blanco, se esforzó en sentar las bases de una transición pacífica hacia la “Monarquía del 18 de julio”.

    1. 8.1 Carrero Blanco y el fracaso del aperturismo (1969-1973)

Después del escándalo político-financiero originado por el caso Matesa (1969, uso indebido de créditos por esta empresa), Franco separó del gobierno a los ministros responsables, y a Fraga que dio publicidad al delito. El vicepresidente Carrero, en octubre de 1969, se hizo cargo del nuevo gobierno, que trazó un amplio programa político tendente a relanzar la economía, abrir España hacia el exterior (acuerdo comercial con la CEE) y la Reforma educativa con la ley de 1970.

El malestar laboral entre 1970 y 1974 fue creciendo y ETA se mostró especialmente activa. A principios de 1973 el enfrentamiento entre los aperturistas y los ultraconservadores provocó una crisis de gobierno que resolvió Franco separando por primera vez la Jefatura del Estado y la del gobierno (Junio de 1973). El nuevo gabinete, que practicó “un giro a la derecha” apenas si se estrenó, pues el 20 de diciembre de 1973 el presidente Carrero Blanco moría en Madrid víctima de un atentado de ETA.


Atentado Carrero Blanco

    1. 8.2. Los gobiernos de Arias Navarro (1974-1975)

En enero de 1974 Franco nombró nuevo presidente del gobierno a Carlos Arias Navarro. Su gobierno debía hacer frente a la crisis económica (crisis del petróleo de 1973), el orden público y el desarrollo
Viñeta de Perich sobre el Espíritu 12 febrero
político. Ante la convicción de que el fin biológico del dictador se encontraba cerca, Arias presentó el 12 de febrero de 1974 un programa de carácter aperturista que fue denominado “espíritu del 12 de febrero”.

Sin embargo, Arias Navarro fracasó por una acumulación de circunstancias:

  •      Por la resistencia de la derecha franquista.
  •      Por la creciente presión del terrorismo.
  •      Por la durísima política de orden público.
  •    Finalmente, porque en el fondo Arias era demasiado conservador y franquista como para haber realizado una democratización verdadera.

9.- CONCLUSIONES.

En conclusión, el régimen de Franco tuvo siempre como principal legitimación de origen el haber surgido de la victoria en la guerra civil e intentó en todo momento resaltar los rasgos que le oponían a la vencida República. Desde un principio se declaró como antiliberal y antimarxista y reforzó los aspectos externos que le identificaban con los fascismos europeos, aunque tal vez el rasgo más peculiar del régimen fue su identificación con la iglesia católica y su marcada influencia clerical (nacional catolicismo).

Nacido de la fuerza, se apoyó siempre en una despiadada represión contra los que se le oponían. Por todo ello, podemos considerar al Franquismo como uno de los periodos más turbios de la Historia de España, ya que a pesar del desarrollo económico que vivió España, sobre todo a partir de la década de 1960, desde el punto de vista político supuso un retroceso con respecto a los logros de libertades y derechos conseguidos en la II República, y desde el punto de vista cultural, se implantó una fuerte censura cuyo objetivo era el de imponer los valores de los vencedores e impedir la difusión de ideas que supusieran un peligro para el régimen establecido.



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