1.- El “plan” de “El Director”
Tan pronto tenga éxito el movimiento nacional, se constituirá un Directorio,
que lo integrará un presidente y cuatro vocales militares. El Directorio
ejercerá el poder en toda su amplitud, tendrá la iniciativa de los
Decretos-Leyes que se dicten. Dichos Decretos-Leyes serán refrendados en su día
por el Parlamento Constituyente elegido por sufragio, en la forma que
oportunamente se determine.
Los primeros Decretos-Leyes serán los siguientes:
a.- Suspensión de la Constitución de
1931.
b.- Cese del Presidente de la República
y miembros del gobierno.
d.- Defensa de la Dictadura
Republicana.
f.- Disolución de las actuales Cortes.
El Directorio se comprometerá durante su gestión a no cambiar el régimen
republicano, mantener en todo las reivindicaciones obreras legalmente logradas
y adoptar cuantas medidas estimen necesarias para crear un Estado fuerte y
disciplinado
General Mola. Documento de circulación
clandestina. 1936
El Gobierno
legal de la República
«Se ha frustrado un nuevo intento criminal contra la República. Una
parte del Ejército que representa a España en Marruecos se ha levantado en
armas contra la República, sublevándose contra la propia Patria y realizando
un acto vergonzoso y criminal de rebeldía contra el poder legítimamente
constituido.
El Gobierno declara que el movimiento está exclusivamente circunscrito a
determinadas ciudades de la zona del Protectorado, y que nadie, absolutamente
nadie, se ha sumado en la Península a tan absurdo empeño. Por el contrario, los
españoles han reaccionado de un modo unánime y con la más profunda indignación
contra la tentativa reprobable y frustrada ya en su nacimiento.»
Emitido por radio, la mañana del 18 de julio de 1936.
Los militares
sublevados
«Españoles: el Ejército es dueño de toda España, menos de algunos puntos
aislados donde luchamos con ventaja. Las columnas victoriosas que se dirigen a
Madrid están en el Guadarrama, a pocos kilómetros de la capital, que no tardará
en caer en nuestras manos. El general Franco se encontraba ayer en Córdoba al
frente de una fuerte columna de tropas procedentes de África.'
Es inútil oponerse al avance de la mayor parte del pueblo español sano,
que sólo desea una España libre de odios.»
EL GENERAL
MOLA, 19 de julio de 1936.
«Don Francisco Franco Bahamonde, General de división, Jefe Superior de
las fuerzas Militares de Marruecos y Alto Comisario
HAGO SABER:
Una vez más el Ejército, unido a las demás fuerzas de
la Nación, se ha visto obligado a recoger el anhelo de la gran mayoría de los
españoles que veían con amargura infinita desaparecer lo que a todos puede
unirnos en un ideal común: España.
Se trata de restablecer el imperio del orden dentro de la República para
llevar a cabo la labor anunciada.
ORDENO Y MANDO:
Artículo 1° Queda declarado el estado de guerra en todo el territorio
del Marruecos español y, como primera consecuencia, militarizadas todas las
fuerzas armadas...»
Melilla, 17 de
Julio de 1936
La situación de España es cada vez más crítica. La anarquía reina en la mayoría
de los campos y pueblos. Huelgas revolucionarias de todo orden paralizan la
vida de la población, arruinando y destruyendo sus fuentes de riqueza (…). Al
espíritu revolucionario e inconsciente de las masas engañadas y explotadas por
los agentes soviéticos se unen la malicia y negligencia de las autoridades de
todas clases.
Justicia e igualdad ante las leyes ofrecemos, paz y amor entre los españoles,
trabajo para todos, justicia social llevada a cabo sin encono ni violencia y
una equitativa y progresiva distribución de la riqueza (…). El espíritu de odio
y venganza no tiene albergue en nuestro pecho (…) haciendo reales en nuestra
patria `por primera vez y en este orden la trilogía libertad, fraternidad e
igualdad.
Radio Las Palmas, madrugada del 18 de
julio de 1936
«Agustín era un mozo sin inquietudes políticas. Lo que estaba pasando en
España no era de su incumbencia. A él sólo le interesaba su lucha diaria con la
tierra de labor. Esa tarde volvía de la huerta con el azadón al hombro,
dispuesto a pasarlo bien en la taberna. En la carretera se encontró con Miguel,
un muchacho de las Juventudes Socialistas; también Miguel regresaba del trabajo
en la huerta, y juntos caminaron hacia el pueblo. Sin saberlo, iban al
encuentro de una de esas aventuras que sólo se viven una vez. En el camino se
cruzaron con un requeté navarro que paseaba con uno de los nuevos concejales.
El concejal
pronunció unas palabras que, en sí mismas, eran inofensivas:
-Mira, ahí
tienes a uno de los más rojos del pueblo.
El requeté no podía oír esto sin entrar en santa indignación. Se
despidió de su acompañante y siguió a los muchachos.
-Venga, veniros conmigo.
-¿A dónde?
-Al Ayuntamiento.
-¡Si nosotros no hemos hecho nada!
-Eso ya lo veremos allí.
Y nadie se preocupó de averiguarlo. Entraron en la celda donde había ya
otras tres personas. El único que no tenía mucho miedo era Agustín, seguro de
que podría aclarar las cosas antes de la noche.
Ya oscurecido, al terminar su partida de dominó, los requetés salieron
de la taberna y se enfrentaron con la excitante noche veraniega. Alguien
preguntó:
-¿Hay algún rojo en el Ayuntamiento?
-Seguro que hay alguno.
-Pues vamos a por
ellos.
Y así fue como los cinco hombres fueron conducidos a las tapias del
cementerio y la noche se llenó de disparos.»
Julio de 1936, Rincón de Soto (Rioja), pueblo ocupado por los rebeldes
PABLO URIEL: Mi Guerra Civil
Valencia, 1988.
«Sumamente significativo fue el episodio protagonizado
por Miguel de Unamuno en el paraninfo de la Universidad de Salamanca de la que
era rector.
En el acto, presidido por un gran cuadro de Franco,
estaban presentes la esposa de éste, Carmen Polo, el obispo de Salamanca y las
autoridades locales, así como el general José Millán Astray, alto mando militar
de la Legión (...). El general tomó la palabra para afirmar lo siguiente, ante
un auditorio enfervorizado: "Los catalanes
y los vascos son cánceres en el cuerpo de la nación. El cirujano de hierro que
es el fascismo sabrá cómo extirparlos y lo hará cortando en carne viva, sin escrúpulos
ni falsos sentimentalismos".
De entre el público surgió un grito
expresando el lema favorito del general; "¡Viva
la muerte!'. Fue en aquel momento en que Unamuno, a quien correspondió la
palabra, levantóse con lentitud y apoyó cansado sus manos en la gran mesa. Se
hizo silencio y el filósofo vasco habló: "Sé
que estáis esperando mis palabras con verdadera expectación e interés. Me
conocéis bien y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. Muchas veces
callar equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado cómo
complicidad.
Hace un momento
he escuchado el necrófilo e insensato grito de Viva la Muerte'. El general
Millán Astray es un inválido. Él es un inválido de verdad. También lo fue
Cervantes. Pero desgraciadamente hay hoy en España demasiados mutilados y si
Dios no lo remedia pronto habrá muchísimos más. Me sobrecoge el pensar que el
general Millán Astray pudiera algún día dictar leyes y normas. Un mutilado que
carezca de la grandeza espiritual de Cervantes es hasta cierto punto lógico
que encuentre un terrible alivio a su situación viendo cómo en torno suyo se
multiplican los mutilados."
En aquel instante el general se levantó violentamente
gritando entre el clamor falangista: "¡Abajo
la inteligencia! ¡Viva la Muerte!'. Unamuno hizo otra pausa y esperó que
cesaran los gritos y con voz lenta concluyó: "Éste es el templo de la inteligencia. Y yo, aquí donde me veis,
soy un sumo sacerdote. Estáis, pues, profanando su sagrado recinto. Y debo
además deciros lo siguiente: Venceréis, qué duda cabe, porque tenéis la razón
de la fuerza, pero nunca podréis convencer, porque para convencer hay qué
persuadir, y para persuadir carecéis de lo más elemental: de la fuerza de la
razón y del derecho. Nada más: me parece inútil pediros que penséis en España.
He dicho".
Según parece, se hizo un denso silencio, seguido de
actitudes hostiles contra el ilustre anciano que salió del recinto protegido
por varias personas y la mujer de Franco. Nunca más Unamuno apareció en
público, siendo ordenada su detención domiciliaria.»
A.
JUTGLAR: H.ª de España. Barcelona,1989.
«Los niños asistían a las escuelas situadas en los
refugios antiaéreos o iban a la Gran Vía a recoger metralla al rojo vivo... El
bombardeo artillero no solía comenzar hasta las seis de la tarde. Los
chiquillos esperaban en las travesías del extremo sur de la Gran Vía hasta que
oían los cañones, el silbido del obús al surcar el aire y el ruido de la
explosión al caer sobre la Telefónica. Entonces salían todos ellos corriendo a
la calle para recoger el metal ardiente. A los chiquillos nos parecía algo
precioso, digno de coleccionarse. Una noche en que las cosas se pusieron más
calientes que de costumbre, me refugié en la tienda de un zapatero. Al
disiparse el humo, en la calle vi a un hombre al que la explosión acababa de
arrancarle la cabeza... Ví a dos críos de unos 8 años jugando a las canicas.
En la entrada de un cine había una vieja tomando el sol invernal. De repente
dos obuses cayeron sobre la plaza... Uno de ellos explotó, el otro quedó
enterrado en el suelo. Uno de pequeños levantó la cabeza: "Abuela, están
disparando. Váyase a casa, coño, que ahora sólo los hombres pueden estar en la
calle". Volviéndose a su compañero, dijo: "Venga tira, que ahora te
toca a ti..."»
R. FRASER: Recuérdalo
tú y recuérdalo a los otros. Historia oral de la guerra civil española.
Barcelona, 1979.
La
versión franquista.
Guernica está destruida por el incendio y la gasolina. La han incendiado y la
han convertido en ruinas las hordas rojas al servicio criminal de Aguirre,
presidente de la república de Euskadi. El incendio se produjo ayer y Aguirre ha
lanzado la mentira infame –porque es un delincuente común- de atribuir a la
heroica y noble aviación de nuestro Ejército Nacional ese crimen. Puede
probarse en todo momento que la Aviación no voló ayer a causa de la niebla ni
por Guernica ni sobre ningún otro punto del frente de Vizcaya. Hoy sí ha volado
la Aviación sobre Guernica. Ha volado y ha tomado fotografías del incendio de
Guernica que aparece casi totalmente destruía.
Aguirre acaba de intentar la más trágica y despreciable de las farsas. Ha
quemado, ha destruido Guernica, la ciudad Santa de los Vascos. Dentro de poco
no le quedará al mundo duda alguna; pero, además de las pruebas que se han
aportado ya sobre la infamia de Aguirre y las que se aportarán todavía aquí
está a la vista de todo el mundo, la España reconquistada por Franco, serena,
tranquila, libre, feliz junto a su Ejército, que vence al enemigo y reconstruye
su patria, mientras las hordas rojas, asesinan, martirizan, incendian,
destruyen y llevan el caos por todas partes.
Diario de Burgos (29-4-1937)
La
versión republicana
Se comprende que las emisoras y los periódicos al servicio de los fascistas
españoles y sus aliados de Alemania e Italia nieguen porfiadamente los actos
vandálicos, sin precedentes en la historia de la humanidad, cometidos en la
histórica villa de Guernika y en Durango. El mundo entero ha acogido estos
hechos con un gesto de horror, la conciencia universal se ha estremecido al
conocer manifestaciones tan inconcebibles de bestialidad. Ha podido ver el
mundo, demasiado pasivo, suicidamente indiferente ante los desmanes fascistas,
a qué extremos de aberración es capaz de llegar el fascismo cuando se propone
extender su hegemonía.
Por eso, por táctica y no por arrepentimiento, el fascismo español niega estos
hechos horrendos y pretende alejar de si la responsabilidad de los mismos,
pretendiendo hacer creer lo increíble: que fueron las fuerzas defensoras de
Euskadi las que incendiaron Guernica, como si el mundo pudiera caer en tanta inocencia
como para admitir que sean quienes han de defenderse los que se destruyen a si
mismos.
¿Qué podrá alegar en justicia quien no vacila en destruir un pueblo indefenso?
¿Qué otro recurso les cabe que negar, que sentirse asustados de su propio
crimen por las consecuencias que él les acarrea en el concierto de la
humanidad?
Diario de Bilbao (5-5-1937)
«En la posición también había cambios. El nuevo capitán, era un oficial
que no toleraba quietud en sus hombres. Les obligó a un inmenso trabajo de
fortificación y reposición de las alambradas. Los soldados no podían eludir
este trabajo porque en cualquier momento se presentaba el Capitán, que había
requisado una motocicleta averiada, que él mismo había reparado. Era un hombre
activo, eficaz e inteligente. Se había evadido de la zona republicana, dejando
allí a su mujer y a dos hijos, cuyo canje se estaba entonces gestionando... Con
sus hombres era implacable y exigente. Su ruidosa motocicleta se hacía oír
varias veces al día, siempre recibida por las maldiciones de los soldados, que
tenían que abrir zanjas en un suelo de inclemente dureza. Pocos días después de
mi llegada, un sargento me trajo un plato lleno de exquisita miel.
-No crea usted, es un botín de guerra; es una miel casi republicana.
Me llevó hasta
el parapeto, de cara a las lejanas posiciones enemigas.
-Mire usted;
allí, a medio camino entre los rojos y nosotros, hay una cañada. Un día vimos
que salía de allí una columna de humo. Al día siguiente hicimos una descubierta
para ver lo que sucedía y encontramos unas colmenas abandonadas. Desde
entonces, alternativamente, los rojos y nosotros vamos con frecuencia para completar
nuestras despensas; el humo sirve para alejar a las abejas y para avisar al
enemigo de nuestra presencia. Ni ellos ni nosotros tenemos deseos de
encontrarnos allí. Respetamos nuestro turno religiosamente.»
PABLO URIEL: Mi guerra civil. Valencia, 1988.
Desde los primeros momentos de la insurrección militar de España, la
parcialidad de Portugal a favor de los rebeldes ha sido clara, manifiesta y no
disimulada.
Podemos asegurar que fueron dadas mayores facilidades para que las labores
preliminares del movimiento sedicioso se desarrollasen con las mayores
garantías de seguridad y eficacia (…).
Generales significadísimos como el fallecido Sanjurjo, Cavalcanti… algunos
altos jefes de la marina española, en conexión con los dirigentes del
tradicionalismo español, (…) se reunían constantemente en Estéril y en
Espinho, manteniendo relación directa con los comités rebeldes que actuaban en
España, valiéndose para ello de jóvenes fascistas. La afluencia de militares
españoles en el mes de mayo fue extraordinaria, causando incluso extrañeza en
las autoridades de la frontera portuguesa.
C. Sánchez Albornoz, embajador de España
en Portugal en 1936
En España ya se han formado dos frentes. Como uno están alemanes e italianos;
con otro franceses, belgas y rusos. El Duce está de acuerdo con Hitler en
opinar que la determinación de los dos frentes es ya un hecho consumado. Italia
ha apoyado y sigue apoyando a los españoles sin condiciones. Mucha sangre
italiana se ha derramado y las Baleares han sido salvadas con ayuda de hombres
y material italiano. Ahora lo importante es vencer. Después de la victoria no pediremos
a España nada que pueda modificar la situación geográfica del Mediterráneo.
Sólo pediremos a España que no desarrolle una política contraria a los
intereses de Italia. Nuestra acción en España es una prueba efectiva de nuestra
participación en la lucha antibolchevique.
G. Cianao. Ministro de Asuntos Exteriores
de Italia (1936-1943)
“El gobierno de la República francesa, deplorando los trágicos acontecimientos
de que es teatro España; decidió abstenerse rigurosamente de cualquier
ingerencia directa o indirecta en los asuntos internos de este país, animado de
la voluntad de evitar cualquier complicación perjudicial al mantenimiento
de las buenas relaciones entre los pueblos; declara lo siguiente:
1.- El Gobierno francés prohíbe en lo
que concierne, la exportación directa o indirecta, la reexportación y el
tránsito a España, (…) de todas las armas, municiones y material de guerra así
como de todas las aeronaves montadas o desmontadas, y de toda nave de guerra.
2.- Esta prohibición se cursa a los
contratos en curso de ejecución.
El gobierno francés, en lo que
concierne, pondrá en ejecución esta declaración apenas se hayan adherido a ella
los gobiernos británico, alemán, italiano, soviético y portugués”.
“… El Gobierno de la República se cree obligado a dirigir un solemne llamamiento
a la conciencia de los Gobiernos de Francia y Reino Unido, como iniciadores del
acuerdo de no-intervención, sobre la tremenda y peligrosa iniquidad de mantener
en vigor dicho acuerdo cuando su violación abierta, confesada pública y
cínicamente por los Gobiernos de Alemania e Italia, a favor de los rebeldes, es
cosa tan notoria…
Italia y Alemania no han cesado un instante desde que estalló la rebelión
española de proveer a los rebeldes no sólo con inmensas cantidades de material
bélico de todas clases… sino de considerables masas de combatientes y gran
número de expertos, formando parte de los ejércitos regulares de ambos países
(…)”.
Pablo de Azcárate, embajador en Londres
en 1937
Que quede bien entendido que no estamos luchando por la república democrática.
Estamos luchando por el triunfo de la revolución proletaria. La revolución y la
guerra son inseparables. Todo lo que se diga en sentido contrario es
contrarrevolución reformista.
Boletín de Información de la CNT-FAI
(enero,1937)
En la política interior aquí se ha llegado a una unidad que aún no es perfecta
pero si se tienen en cuenta el periodo de anarquía por el que hemos pasado, no
deja de ser satisfactoria.
Por influjos exteriores, por influjo de la propaganda enemiga; por celos de
partidos que han perdido vitalidad o no han encontrado arraigo en el pueblo,
sigue manteniéndose una enconada y dura campaña contra los comunistas. Yo no
debo ocultárselo a Vd., a quien no vacilo en decirle que son mis mejores y más
leales colaboradores. Los más propicios a la abnegación y al renunciamiento en
aras de la victoria. Pero el hecho es que el menor pretexto sirve de motivo
para emponzoñar el ambiente intentando hacer creer que el gobierno está
manejado por influencias extrañas.
Grave es el problema que nos plantea el abastecimiento, estrechamente ligado
con la situación financiera. Sobre el particular urge llegar a acuerdos
concretos, pues su demora puede ser perniciosa para el desarrollo de la guerra.
Carta de Negrín a Stalin (11-11-38)
“ 1. La independencia de España.
2. Librar a
España de los militares extranjeros invasores.
3. República democrática con un gobierno con autoridad plena.
4. Plebiscito para determinar la estructuración jurídica y social de la
República española.
5. Libertades regionales sin detrimento de la unidad española.
6. Conciencia ciudadana generalizada por el Estado.
7. Garantía de la propiedad legítima y protección a la producción.
8. Democracia
campesina y liquidación de la propiedad semifeudal.
9. Legislación social que garantice los derechos de los trabajadores.
10. Mejora cultural, física y moral de la Raza.
11. Ejército al servicio de la Nación, libre de tendencias y partidos.
12. Renuncia a la guerra como instrumento de política nacional.
13. Amnistía amplia para los españoles que quieran reconstruir y engrandecer
España “.
No tengo el optimismo de un Pangloss ni voy a aplicar a este drama español la
simplísima doctrina del adagio de que “no hay mal que por bien no venga”. No es
verdad. Pero es obligación moral, sobre todo de los que padecemos la guerra,
cuando se acabe como nosotros queremos que se acabe, sacar de la lección y de
la musa del escarmiento el mayor bien posible y, cuando la antorcha pase a
otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, que se acordarán, si alguna
vez sientes que les hierve la sangre iracunda y otra vez el genio español
vuelve a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de
destrucción, que piensen en los muertos y que escuchen selección: la de esos
hombres que han caído embravecidos por la batalla, luchando magnánimamente por
un ideal grandioso, que, ahora abrigados en la tierra materna, ya no tienen
odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila
y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna, que dice a
todos sus hijos: Paz, Piedad y Perdón.
Manuel
Azaña, Presidente de la República 1939
La Junta de Defensa Nacional, creada
por Decreto de 24 de julio de 1936, y el régimen provisional de mandos
combinados respondían a las más apremiantes necesidades de la liberación de
España.
(…) Razones de todo linaje señalan la
alta conveniencia de concentrar en un solo poder todos aquellos que han de
conducir a la victoria final y al establecimiento, consolidación y desarrollo
del nuevo Estado, con la asistencia fervorosa de la Nación.
En consideración a los motivos
expuestos y segura de interpretar el verdadero sentir nacional esta Junta, al
servicio de España, promulga lo siguiente:
Artículo 1.- En cumplimiento del
acuerdo adoptado por la Junta de Defensa Nacional se nombra Jefe del Gobierno
del Estado Español al Excelentísimo señor General de División don Francisco
Franco Bahamonde, quien asumirá todos los poderes del nuevo Estado.
Artículo 2.- Se le nombra asimismo,
Generalísimo de las fuerzas nacionales de tierra, mar y aire, y se le confiere
el cargo de General Jefe de los ejércitos de operaciones.
Decreto de 29-9-1936
Llegada la
guerra a punto muy avanzado y próxima la hora victoriosa, urge acometer la gran
tarea de la paz, cristalizando en el estado nuevo el pensamiento y el estilo de
nuestra Revolución Nacional. Unidos por un pensamiento y una disciplina común,
los españoles todos han de ocupar su puesto en la gran tarea. Esta unificación
que exijo en el nombre de España no quiere decir ni conglomerado de fuerzas, ni
mera concentración gubernamental, ni unión pasajera.
Art 1.- Falange
Española y Requetés se integran, bajo mi jefatura, en una sola entidad política
de carácter nacional, que de momento se denominará Falange Española
Tradicionalista y de las JONS. Quedan disueltas las demás organizaciones y
partidos políticos.
Art 2.- Serán
órganos rectores de la nueva entidad política nacional el Jefe del Estado, un
Subsecretario o Junta Política y el Consejo Nacional.
Art 3.- Quedan
fundidas en una sola Milicia Nacional las de Falange Española y de Requetés.
Salamanaca, 19 de abril de 1937. Francisco Franco. BOE, 20
de abril de 1937
“El 27 de de
febrero de 1936, a raíz del triunfo del Frente Popular, la Komintern rusa
decretaba la revolución española y la financiaba con exorbitantes cantidades.
El 1º de mayo siguiente centenares de jóvenes postulaban públicamente en Madrid
“para bombas y pistolas, pólvora y dinamita para la próxima revolución”.
La guerra es, pues, como un plebiscito armado. La lucha de los comicios de
1936, en que la falta de conciencia política del gobierno nacional dio
arbitrariamente a las fuerzas revolucionarias un triunfo que no habían logrado
en las urnas, se transformó por la contienda cívico-militar, en la lucha
cruenta de un pueblo partido en dos tendencias: la espiritual, del lado de los
sublevados, que salió a la defensa del orden, la paz social, la civilización
tradicional y la patria, y muy ostensiblemente en un gran sector, para la
defensa de la religión; y de otra parte, la materialista, llámese marxista,
comunista o anarquista, que quiso sustituir, la vieja civilización de España,
con todos sus factores, por la novísima civilización de los soviets rusos (…)
Primero. Que la Iglesia, a pesar de su
espíritu de paz y de no haber querido la guerra ni haber colaborado con ella,
no podía ser indiferente en la lucha: se lo impedía su doctrina y su espíritu,
el sentido de conservación y la doctrina de Rusia (…)
Cuarta. Hoy por hoy no hay en España
más esperanza para reconquistar la justicia y la paz, y los bienes que de ellas
derivan, que el triunfo del movimiento nacional. Tal vez hoy menos que en los
comienzos de la guerra porque el bando contrario, a pesar de todos los
esfuerzos de sus hombres de gobierno, no ofrece garantías de estabilidad
política y social
1 de julio de 1937
“Las disposiciones de la Junta de Defensa Nacional, encaminadas a la
moralización de las costumbres, suprimieron la coeducación en los centros de
enseñanza secundaria y similares. En las poblaciones donde existe más de un
Instituto, se transforma uno en Instituto femenino. Cuando el triunfo
seguro del glorioso Ejército nacional quede consumado, se podrá fijar el
número de Institutos femeninos que conviene fijar en las capitales no
sometidas.
Constituirá el ideal que el profesorado de estos Institutos, excepto el de
Religión, fuese completamente femenino”.
Boletín oficial, 25 de septiembre de
1936.
Conquista de Badajoz: lucha a muerte y represión
«Badajoz estaba defendida por el coronel Ildefonso
Puigdendolas, con unos 8.000 milicianos inexpertos.
Después de una mañana de bombardeo de la artillería, se ordenó el ataque
a media tarde del 14 de agosto. La 16.ª compañía de la 4.ª bandera de la Legión se lanzó contra la puerta
de la Trinidad, cantando, en el momento del avance, su himno, en el que
proclaman que su novia es la muerte. En el primer asalto fueron rechazados por
las ametralladoras de los milicianos. Pero, al segundo, los legionarios
consiguieron abrirse paso, matando a sus enemigos a bayonetazos.
Habían conseguido entrar, aunque, de la fuerza de
asalto, sólo sobrevivieron un capitán, un cabo y catorce legionarios. Al mismo
tiempo, otra columna de legionarios asaltaba las murallas próximas a la puerta
del Pilar. Entonces la batalla continuó en las calles. Las dos fuerzas
atacantes se encontraron en la plaza de la República, bajo la sombra de la
catedral, y la lucha cuerpo a cuerpo continuó hasta la noche. Badajoz quedó
sembrada de cadáveres. El coronel Puigdendolas huyó a Portugal. Los legionarios
mataron a todo el que llevaba armas, incluso a unos milicianos que estaban en
las gradas del altar mayor de la catedral. La plaza de toros se convirtió en
campo de concentración. Muchos milicianos, y todavía más carabineros, fueron
fusilados por orden de Yagüe.»
H. THOMAS: La
Guerra Civil española. Madrid, 1979
La guerra española fue el acontecimiento más importante y complejo del
panorama internacional europeo de los años 30, antes de la expansión de la
Alemania nazi.
La relación de cada una de las potencias y países interesados en la
guerra española fue bastante individual y diferenciada. La más neutral de ellas
fue Gran Bretaña, cuyo gobierno no deseaba tomar ninguna parte en la contienda.
Dentro del gobierno británico hubo división de opiniones: los conservadores
ciertamente no deseaban la derrota de Franco, mientras que para los laboristas
la guerra española llegó a ser un tema candente a favor del lado opuesto. Pero
oficialmente se mantuvo la neutralidad.
La situación de Francia era más complicada. En París había un gobierno
del Frente Popular, con evidente simpatía por los republicanos el gobierno
francés había llegado a depender en su estrategia internacional de la Gran
Bretaña y no actuaba de modo independiente. Por eso pronto aceptó la postura inglesa y cooperó en la formación del «Comité de No Intervención»
[ ... ] y las derechas francesas amenazaron al gobierno con el espectro
de una guerra civil en Francia si se ayudaba a los republicanos [ ... ]
De los dictadores que intervinieron en España, el más firme y resuelto
fue Mussolini. El interés del gobierno italiano en la guerra española estuvo
motivado en parte por razones políticas, pero ante todo por razones
estratégicas -la ambición del fascismo italiano de crear un “mare nostrum” en
el Mediterráneo‑ [ ... ]
La política de Hitler fue más mesurada y también más cínica. Ciertamente
deseaba evitar la victoria de un régimen izquierdista en España, y envió ayuda
importante a los nacionales ‑sobre todo la Legión Condor‑, pero el aspecto más
importante de la guerra española para Hitler fue su utilidad como factor de
diversión. El conflicto de España alejaba la atención internacional de la
Europa central, donde Hítler estaba embarcado en un proceso de rearme extenso y
rápido.
Dos factores parecen haber impulsado a Stalin a intervenir en España:
uno de ellos fue la situación geoestratégica del país que no quería abandonar a
las potencias fascistas, y de otro, el hecho de que la revolución colectivista
en la zona republicana había dado origen a la única revolución social ocurrida
fuera de la URSS
Payne, Stanley (1996): «La dimensión internacional de
la Guerra Civil», ABC, 18‑7‑96, p. 58‑59.
El estallido de la guerra civil enjulio de 1936 puso de manifiesto que
España estaba en peligro inminente de anarquía; pero también podríamos
calificar de anárquico el sistema internacional contemporáneo. Las cinco
grandes potencias más interesadas en España ‑Gran Bretaña, Francia, Alemania,
Italia y la Unión Soviética‑ perseguían todas ellas fines: diferentes y a la
vez conflictivos.
[ ... ]
En todo caso, desde 1936 a 1939, el efecto de la intervención extranjera
en el curso de la guerra civil española y el efecto de ésta sobre el curso de
las relaciones entre las grandes potencias europeas fueron ambos aspectos
importantes de la larga crisis de treinta años que produjo dos guerras
mundiales. El episodio español expone todas las llagas de esa crisis e ilumina
los problemas del nacionalismo, la democracia, el fascismo, el capitalismo, el
comunismo y la rivalidad de las grandes potencias de nuestro tiempo.
Whealey, Robert H. (1973): «La
intervención extranjera en la guerra civil española», Carr, Raymond (ed.):
Estudios sobre la República y la Guerra Civil española, Barcelona, Ariel, p.
266‑271 y 295.
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