1. INTRODUCCIÓN
2.- LA PROCLAMACIÓN DE LA REPÚBLICA Y LA CONSTITUCIÓN DE 1931.
2.1. El
Gobierno Provisional.
2.2. La
Constitución de 1.931
3.- EL BIENIO PROGRESISTA (14 ABRIL 1931-19 NOVIEMBRE 1933)
3.1. La obra reformista
3.2.
La reorganización de las derechas.
3.3.
Obrerismo y conflictividad social.
4- EL BIENIO CONSERVADOR (NOVIEMBRE 1933-FEBRERO 1936)
4.1. - El Gobierno Radical (los inicios)
1933-1934.
4.2. - La revolución de Octubre de 1934.
4.3. - El final del Bienio derechista
(1934-1936).
5.-LAS ELECCIONES DE 1936 Y EL FRENTE POPULAR
6.-CONCLUSIONES
__________________________________________________________
1.- INTRODUCCIÓN
El 14-IV-1931 se proclama sin ningún trauma
revolucionario la II República, que, agotada la monarquía por la falta de
apoyos institucionales y sociales, se ofrece como única alternativa para
solucionar los problemas de toda índole que se habían arrastrado durante el
reinado de Alfonso XIII.
La Segunda República es uno de los momentos clave de la historia
contemporánea española. El proyecto de democratización
y modernización que se abre en 1931, y que tantas esperanzas despertó en
amplias capas de la población española, concluyó con una cruenta guerra
civil.
La II República coincide en el tiempo
con las repercusiones internacionales del crack de Wall Street de 1929 y
con el retroceso democrático derivado de la subida al poder de fuerzas
nacionalistas de carácter autoritario en Alemania e Italia.
2.- LA PROCLAMACIÓN DE LA REPÚBLICA Y LA CONSTITUCIÓN DE 1931
Tras la dimisión de Primo de Rivera en enero de 1930, el nuevo gobierno presidido por
el general Berenguer, pretendió la
vuelta a la normalidad constitucional. Pero, buena parte de la opinión pública
cuestionaba a la Monarquía por el papel que el Rey había tenido durante la
dictadura. Los republicanos, pese a su fraccionamiento, aparecían, junto con
los socialistas, como la única fuerza realmente renovadora. En el Pacto de San Sebastián
(agosto 1930) republicanos,
socialistas y catalanistas de izquierdas se pusieron de acuerdo para exigir la
apertura de un proceso constituyente para instaurar un régimen republicano y
reconocían el derecho de Cataluña a un estatuto de autonomía. Ante la negativa
de Berenguer de conceder estas peticiones, los republicanos recurren a las
conspiraciones: insurrección de Jaca y
ocupación del aeródromo de Cuatro Vientos, ambas en diciembre de 1930.
El nuevo gobierno presidido por el
almirante Aznar (Febrero 1931) aceptó convocar elecciones municipales para abril de 1931, las primeras
en 8 años, y por ello tendrían carácter de plebiscito sobre el régimen monárquico
Las elecciones municipales celebradas
el 12 de abril habían supuesto un giro en la situación política. El voto
urbano, significaba un rotundo rechazo de la Monarquía. Aunque en las
primeras horas parecía que el Gobierno encajaría el golpe a partir de la tarde
del día siguiente, 13 de abril, los acontecimientos se precipitaron. Las
calles de las principales ciudades se llenaban de manifestantes; mientras el Comité
Revolucionario permanecía a la expectativa en el Gobierno ya se habían
producido las primeras reacciones: Berenguer, Ministro de la Guerra,
ordenaba a los Gobernadores Militares, aceptar el resultado de las elecciones
y Romanones convencía a sus colegas de que la caída de la
Monarquía era irreversible.
A las siete de la mañana del 14 de abril, la
República era proclamada en Eibar (Guipúzcoa). En las horas siguientes, la
población comenzó a salir a las calles, y la República fue proclamándose en otras
ciudades. También a primera hora de la mañana Romanones recomendó al Rey la
salida del país. Al atardecer, cuando ya Lluis Companys había proclamado la
República en Barcelona, los miembros del Comité llegaron a la Puerta del Sol,
donde tomaron posesión del Gobierno del país y proclamaron la República.
Alfonso XIII partió hacia Cartagena, donde embarcó rumbo a Marsella.
2.1. EL
GOBIERNO PROVISIONAL.
El 14 de abril de 1931, constituido el Comité Revolucionario
en Gobierno Provisional, se proclama la II República, en medio de grandes
manifestaciones populares de adhesión.
La
composición del Ejecutivo responde a la unión de fuerzas políticas
del Pacto de San Sebastián. Es un Gobierno de concentración republicana con
la presidencia de Niceto Alcalá Zamora (Derecha liberal Republicana) e
integrado por Fernando de los Ríos (PSOE), Justicia; Alejandro Lerroux (Partido
Republicano Radical), Estado; Manuel Azaña (Acción Republicana), Guerra;
Francisco Largo Caballero (PSOE), Trabajo; Marcelino Domingo (Partido Republicano
Radical-Socialista), Instrucción Pública; e Indalecio Prieto (PSOE), Hacienda. Fuera
de la coalición quedaban la derecha monárquica, los nacionalistas vascos y
el obrerismo más radical (comunistas y anarquistas).
No era un gobierno revolucionario; la mayoría eran
hombres de clase media conscientes de la necesidad de modernizar el país, pero
partidarios de hacerlo por vía democrática y legal.
El Gobierno Provisional era consciente de:
a) Que
para conocer el respaldo real pueblo a cada una de las fuerzas políticas era
necesario convocar
Elecciones
Constituyentes.
b)
Que la presión social demandaba soluciones
inmediatas a los problemas, que eran, además,
estructurales
e históricos, y generados durante siglos (el religioso, el de la
propiedad agraria y el regional).
Siguiendo lo acordado en el Pacto de San
Sebastián, el Gobierno Provisional convocó Elecciones a Cortes
Constituyentes para el día 28 de junio. Paralelamente emprendió con premura
reformas cuyo inicio no podía esperar al debate constitucional. Una serie de Decretos
Ministeriales pusieron en marcha un proyecto de reforma agraria, la reforma
del ejército y el inicio de negociaciones con catalanes y vascos para pactar
una solución
autonómica.
La nueva República tuvo que enfrentarse pronto a una
serie de conflictos sociales (huelgas en Sevilla, Asturias,
Barcelona...), a la creciente animadversión de empresarios y propietarios
agrícolas y a la oposición de parte de la jerarquía católica.
2.2. LA CONSTITUCIÓN DE 1931.
En junio de 1931, tuvieron lugar las elecciones a
Cortes Constituyentes en un ambiente de relativa tranquilidad. Las urnas dieron
una clara mayoría a la coalición republicano-socialista. La nueva Constitución,
aprobada en diciembre de 1931, reflejó las ideas de esta mayoría.
Abiertas
las Cortes en julio de 1931 bajo la presidencia del socialista Julián
Besteiro, se encomendó la elaboración de una nueva constitución una Comisión Constitucional de las Cortes
compuesta por representantes de todos los grupos parlamentarios.
En
los debates en el plenario se generaron encendidas discusiones. Quizás la más importante
y virulenta de todas fue la relativa a la cuestión de libertad religiosa que,
al no ser aceptada por las fuerzas conservadoras, provocó la retirada de las
mismas del debate constituyente e incluso la dimisión del Presidente Alcalá
Zamora, un hombre de profundas convicciones religiosas.
Así,
con la ausencia de los diputados de la derecha más conservadora –89 en total –,
con 368 votos a favor y ninguno en contra, la Constitución republicana fue
aprobada el 9 de diciembre de 1931.
En el texto constitucional cabe destacar:
En el artículo 1º se da la definición de España como
una “República democrática de trabajadores”, donde se aprecia claramente
la influencia del Partido Socialista, pero que se matizó con la expresión “de
toda clase”.
Otro concepto clave es el de la soberanía, de la que se dice que todos los poderes de la República
“emanan del pueblo”.
La mayor novedad consistió en la solución del
problema “regional”. Así se definía a España como un “Estado integral". La Constitución dibuja la posibilidad de que
varias provincias se constituyan en región autónoma, con un sistema de
competencias propias, otras compartidas con el gobierno central y otras
exclusivas de éste.
La declaración de derechos es más amplia que cualquiera de las
anteriores Constituciones. Se recogen también las libertades de asociación
política y sindical y la mayoría de edad a los veintitrés años, tanto para los
hombres como para mujeres; la República se convertía así en uno de los primeros
países en reconocer el sufragio universal femenino.
En cuanto a las relaciones Iglesia Estado, España se
declara una República laica, habiendo, pues separación entre la iglesia
y el estado: se suprime la retribución del clero, de disuelve la Compañía de
Jesús y se secularizan los cementerios.
En la parte
relativa a familia, economía y cultura se recogían los principios más
modernos y democráticos. El matrimonio estará basado en la igualdad de los
cónyuges y se aprobará del divorcio. La cultura aparece como función primordial
del Estado, que debe extenderla a toda la población por encima de las
diferencias económicas de los individuos, respetando la libertad total de los enseñantes.
Las Instituciones:
El poder principal se otorga a las Cortes, que
se eligen según principios democráticos (sufragio universal directo y secreto),
y que serán Unicamerales. El Presidente de la República será elegido
mediante un sistema intermedio entre el sufragio universal y la designación por
el Parlamento. Personifica a la nación en sus funciones representativas, nombra
al Presidente del Gobierno y a los ministros a propuesta de éste.
Aparece también un Tribunal de Garantías
Constitucionales, que tiene competencia para juzgar la constitucionalidad
de las leyes.
Hemos de señalar otras Disposiciones generales, tales
como la marcada orientación pacifista del nuevo Estado, que “renuncia
a la guerra como instrumento de política nacional” y la aceptación de las normas
de Derecho internacional.
Se modifican los colores de la bandera como
un símbolo del deseo de profunda transformación a que aspiraba el Estado
republicano.
3.- EL BIENIO PROGRESISTA O REFORMISTA (1931-1933)
Entre diciembre de 1931 y septiembre de 1933, Manuel
Azaña presidió un gobierno republicano-socialista que impulsó un programa
de ampliación y profundización de las reformas iniciadas durante el
período constituyente. Entre las reformas destacan:
3.1. LA OBRA REFORMISTA
A- La reforma del ejército.
El ejército español padecía una grave situación de “macrocefalia”.
Esto originaba que la mayor parte del presupuesto militar fuera destinado
a pagar los salarios, en detrimento de las nuevas tecnologías armamentísticas.
Azaña,
impulsó una reforma que pretendía crear un ejército profesional y democrático,
para lo cual adoptó las siguientes medidas:
- Exigió
a los militares fidelidad a la República y al
ordenamiento constitucional.
- Para
reducir el problema de la “macrocefalia” ofreció el retiro a todos los jefes
y oficiales que voluntariamente lo desearan, conservando íntegramente el
sueldo.
- Para
asegurar la eficacia de las medidas de eliminación de la macrocefalia se
clausuró la Academia General Militar de Zaragoza, tachada de centro antirrepublicano, cuyo director era el general Francisco
Franco Bahamonde.
- Creación de un cuerpo armado, la Guardia de Asalto, policía de choque
ciudadana de gran lealtad a la República.
La reacción fue inmediata por
una parte importante del ejército, llegando algunos militares a calificar la
obra de Azaña como “campaña de
trituración del ejército”. La muestra más significativa de esta
actitud fue la “sanjurjada” o
levantamiento armado de Sanjurjo, ocurrido el 10 de agosto de 1932, un
pronunciamiento clásico, a la usanza de los del siglo XIX.
B- El problema religioso.
Los intentos de la República para limitar la
influencia de la Iglesia en la sociedad española y secularizar la vida
social, quedaron plasmadas en la Constitución ( separación de la Iglesia y
el Estado, y su conformación como Estado laico, divorcio…).
Estas medidas
iban encaminadas a neutralizar el poder económico de la Iglesia, todavía
considerable, y su influencia social a través de la enseñanza, donde se reproducían
y transmitían los esquemas sociales que se trataba de superar.
La Iglesia, se mostró reacia a su separación
del Estado y a admitir la legislación laica de la República sobre matrimonios, secularización de
cementerios, etc. Pero fue
el problema de la enseñanza el que suscitó las más enconadas reacciones al
suprimirse la obligatoriedad de la enseñanza de la religión y decretarse la
retirada de los crucifijos de las escuelas.
Quema de conventos en Málaga |
Las sucesivas cartas
pastorales del Cardenal Segura ponían
a los ciudadanos contra la República y denotaban una progresiva hostilidad
hacia el nuevo régimen. Inmediatamente se iniciaron los incendios de
iglesias y conventos en casi toda España. Ante la actitud hostil de parte
de la jerarquía eclesiástica, el gobierno optó por una medida de fuerza y
expulsó de España al cardenal Segura y al obispo de Vitoria.
C-La reforma agraria.
El líder ugetista Francisco Largo Caballero,
Ministro de Trabajo, fue el verdadero impulsor de estas medidas de
urgencia para mejorar las condiciones de los campesinos, aunque antes de
abordar el problema de la tierra se tomaron medidas para mejorar las
condiciones de trabajo de los asalariados, especialmente de los temporeros.
Así pues, se
adoptaron inmediatamente varias medidas legales:
a) Decreto de Términos Municipales: se
obligaba a los patronos a contratar a jornaleros del propio término municipal.
Esta medida tendía a evitar la contratación de esquiroles por la
patronal, estrategia frecuentemente
utilizada para romper las huelgas reivindicativas.
b) En marzo de 1932 empezó a
discutirse en las Cortes el proyecto de Ley de Reforma Agraria, aprobada
en septiembre del mismo año.
Los aspectos más importantes fueron los
siguientes:
-Creación
del Instituto de Reforma Agraria (IRA) como el instrumento que debería
impulsar el
programa
de reformas.
- Expropiación sin
indemnización de las tierras de los Grandes de España.
- Declarar
expropiables las tierras adjudicadas al Estado, región,
provincia o municipio por razón de débito, herencia o legado.
Los
resultados prácticos de la Ley de Reforma Agraria fueron decepcionantes para
todos, pues si bien encrespó a la derecha terrateniente, que veía amenazadas
sus posesiones, tampoco contentó a los campesinos y a las organizaciones de
izquierda, que se fueron radicalizando hacia posiciones extremas, siendo además
mínimas las tierras expropiadas.
D-La reforma del Estado centralista. Las autonomías.
La configuración de un Estado que permitiera a las
regiones con sentimientos nacionalistas tener una organización propia había
quedado reconocida por la Constitución de 1931.
-En Cataluña, tras celebrarse
previamente un plebiscito, el proyecto de Estatuto de Autonomía fue aprobado
por las Cortes en septiembre de 1932. El plebiscito, corroboraba los
resultados de las elecciones de 1931 que habían dado el triunfo a la Esquerra
Republicana de Francesc Maciá. El régimen autonómico catalán contaba
con un gobierno y un parlamento propios, con competencias en materia
económica, social, educativa y cultural, y se reconocía la cooficialidad del
catalán.
- En el País
Vasco el proceso autonómico siguió un camino diferente. Aquí, el
fenómeno tenía una raíz popular, más que burguesa, y rural, más que urbana. Además,
el nacionalismo y el foralismo vascos presentaban vínculos muy
fuertes con lo religioso.. De ahí que los nacionalistas, agrupados en torno
al Partido Nacionalista Vasco (PNV), y los carlistas se reunieran en el
Pacto de Estella (Navarra) en el año 1931 para acordar y redactar un anteproyecto
de Estatuto de Autonomía. Este contó con la oposición del republicanismo de izquierda
y de los socialistas por considerarlo en exceso confesional, escasamente
democrático e incompatible con la constitución republicana, con lo cual
su aprobación se retrasó. En octubre de 1936, ya iniciada la guerra, se aprobará
un Estatuto, este ya con un carácter claramente democrático. José
Antonio Aguirre, principal dirigente del PNV, fue elegido Lendakari.
-En Galicia,
la conciencia nacionalista era menos acusada y el nacionalismo gallego distaba
mucho de ser hegemónico. Así el proceso estatutario fue mucho más lento y aunque
existió un proyecto de Estatuto, este no
llegó nunca a ser aprobado por las Cortes debido al estallido de la Guerra
Civil.
E-Reformas sociales y
educativas.
Largo Caballero
propició desde el Ministerio de Trabajo una serie de reformas destinadas a mejorar
las condiciones laborales. Se aprobó la Ley de Contratos de Trabajo
y la de Jurados Mixtos, a los que reconocía el poder de arbitraje
vinculante en caso de desacuerdo. También promovió la creación de
seguros sociales y se redujo la jornada laboral de los trabajadores del campo.
Otra reforma fue la
de la enseñanza, cuyo objetivo primordial era promover una educación
liberal y laica, y hacer del Estado el garante del derecho a la educación
extendido a toda la población. Así se crearon 10 000 nuevas escuelas de
enseñanza primaria y 7 000 nuevas plazas
de maestros, y se aumentó el presupuesto de educación en un 50%.
El interés por
promover el desarrollo cultural de la población, sobre todo entre los sectores
sociales con menores ingresos, llevó a la creación de
las Misiones Pedagógicas, encaminadas a difundir la cultura en las zonas rurales (bibliotecas, cine, coros, conferencias....).Estas Misiones estaban formadas por profesores y estudiantes y en ellas colaboraron intelectuales (Federico García Lorca- La Barraca-).
las Misiones Pedagógicas, encaminadas a difundir la cultura en las zonas rurales (bibliotecas, cine, coros, conferencias....).Estas Misiones estaban formadas por profesores y estudiantes y en ellas colaboraron intelectuales (Federico García Lorca- La Barraca-).
Las reformas toparon con la resistencia y la oposición
de los sectores más directamente afectados (Iglesia, Ejército, propietarios de
tierras, organizaciones patronales....) que poco a poco fueron reorganizando la
derecha monárquica, mientras los sectores más intransigentes crearon
organizaciones de talante autoritario.
3.2.- LA
REORGANIZACIÓN DE LAS DERECHAS.
El reformismo de Azaña,
provocó una fuerte alarma entre la derecha. A finales de 1932 se creó la CEDA
(Confederación Española de Derechas Autónomas), el partido de la derecha
católica tradicional, dirigido por José Mª Gil Robles. Al año siguiente los
alfonsinos fundaron Renovación Española, partido liderado por Calvo
Sotelo, que defendía abiertamente la necesidad de un golpe de Estado. Por su
lado, los carlistas se agrupaban en la Comunión Tradicionalista y
llegaron a un acuerdo electoral con los alfonsinos con el propósito de unir las
fuerzas monárquicas.
Grupúsculos de
corte nacionalsocialista y fascista crearon en 1931 las JONS (Juntas de
Ofensiva Nacional Sindicalista), unidas más adelante a Falange Española,
partido fundado en 1933 y dirigido por José Antonio Primo de Rivera, que
destacaba por su ideología antidemocrática y la defensa a ultranza del nacionalismo
español.
Algunos sectores del ejército pretendieron
recoger el descontento generado entre los grupos más conservadores
por la concesión de la Autonomía a Cataluña, la reforma religiosa y del
ejército, así como la alarma
creada por las huelgas y desordenes públicos. Haciéndose eco de este malestar,
el General Sanjurjo protagonizó
un golpe de Estado (la sanjurjada) con la pretensión de forzar el viraje de la
República a la derecha
(agosto 1932), pero fracasó estrepitosamente. Sanjurjo es juzgado y condenado a
muerte, pero el gobierno le conmuta la pena de muerte por la de reclusión
perpetua.
3.3.- OBRERISMO Y CONFLICTIVIDAD SOCIAL.
La
resistencia opuesta a las reformas por parte de la patronal, por la Iglesia y
otras fuerzas políticas y sociales, llevaron a una polarización o
posicionamiento extremista de algunas organizaciones de izquierda,
especialmente la CNT y de la UGT.
El Partido Comunista de España, empezó a
arraigar en el campo extremeño y andaluz, así como en las cuencas mineras de
Asturias y en las zonas mineras e industriales de Cataluña.
La polarización de la izquierda llevó
inmediatamente al enfrentamiento armado, sangriento en muchas ocasiones, entre
las masas obreras y campesinas y las fuerzas de orden público (Guardia
Civil y Guardia de Asalto), impacientes las primeras ante lo que consideraban
ineficacia o falta de decisión del Gobierno de la República a la hora de hacer
efectivas las medidas que ella misma había decretado – los terratenientes incumplían las medidas sobre laboreo forzoso y la Ley de Términos –. La posterior represión solía ser muy cruenta, como la masacre de Casas Viejas, cuya responsabilidad política recaía plenamente en el Gobierno, lo que dejó herido de muerte al Gobierno de Azaña.
efectivas las medidas que ella misma había decretado – los terratenientes incumplían las medidas sobre laboreo forzoso y la Ley de Términos –. La posterior represión solía ser muy cruenta, como la masacre de Casas Viejas, cuya responsabilidad política recaía plenamente en el Gobierno, lo que dejó herido de muerte al Gobierno de Azaña.
A lo largo de 1933 se fue haciendo cada vez más
evidente la crisis de la coalición republicano- socialista y el desgaste del
Gobierno, que fue perdiendo la confianza de una parte de las clases medias y se
vio desacreditado como consecuencia de las duras medidas policiales adoptadas
para controlar el orden público y mantener la legalidad vigente. En estas
condiciones, Azaña dimitió y el presidente de la República disolvió las Cortes
y convocó elecciones para noviembre de 1933.
4.- EL BIENIO CONSERVADOR (Noviembre
1933-Febrero 1936)
A estas elecciones, primeras con voto femenino, la
izquierda y el centro republicano acuden
divididos. La CNT, por su parte, aconseja la abstención a sus afiliados.
El resultado de las elecciones generales supuso la victoria de los partidos de
centro-derecha.
Los gobiernos se estructuraron alrededor de dos
fuerzas políticas, el Partido Radical de Alejandro Lerroux que había virado hacia posiciones más
conservadoras, y la CEDA, un partido aglutinador de la derecha y
liderado por Gil Robles, con un programa que proponía la revisión de la
Constitución y de la legislación social.
Durante todo el período gobernará el Partido
Radical. Los jefes de Gobierno fueron
siempre radicales, y no de la CEDA, formación que había obtenido el
mayor número de votos en las elecciones de 1933, quedando
su papel reducido al apoyo
parlamentario. Ello se debió a que el Presidente de la República, don Niceto
Alcalá Zamora era consciente de la actitud de la izquierda, que
amenazaba con alzarse, en armas, si se permitía que la CEDA accediera al
poder pues, a pesar de ser la formación política más votada en las elecciones,
su aceptación del régimen republicano era poco entusiasta.
Esta etapa se puede dividir en dos períodos: hasta
octubre de 1934, de gobierno radical; y desde entonces y hasta febrero
de 1936, con un gobierno radical-cedista. La revolución socialista de
octubre de 1934 marca un punto de inflexión clave en el
desarrollo de la II República.
4.1. - El Gobierno radical
(los inicios) 1933-1934.
El 16 de diciembre Lerroux formó un Gobierno con
sólo miembros de su partido. El apoyo parlamentario de la CEDA se obtuvo con la
condición de rectificar de la obra legislativa del bienio anterior.
- El problema
religioso se abordó con bastante moderación. Para ello se intentó dos
medidas: normalizar la relación de la República con la Santa Sede con la firma
de un Concordato, y dotar económicamente al clero más desfavorecido, que
era el clero rural. Ninguna de las
dos se llegó a efectuar.
- El problema militar. En este apartado
las reformas de Azaña no se rectifican, pues se las considera técnicamente
buenas. Pero se sitúa en la jefatura de
los mandos a militares con escaso afecto al régimen republicano: Emilio Mola es
nombrado Jefe militar en Marruecos, Francisco Franco es nombrado Jefe del Estadio Mayor Central.
- El problema
agrario se abordó igualmente con moderación, sin llegar a abolir la Ley
de Reforma Agraria. Para irritación de las oligarquías, Lerroux confirmó
los decretos sobre la intensificación de cultivos y prosiguió con
el asentamiento de campesinos sin tierra, pero recortando drásticamente el
presupuesto estatal destinado a este fin. También se derogó la Ley de
Términos Municipales.
- El problema
regional se enconó considerablemente, siendo Cataluña y el País Vasco los
escenarios del enfrentamiento con el Gobierno de la República. El conflicto
con el Presidente de la Generalitat, Lluis Companys, tuvo como causa la
llamada cuestión de los rabassaires o cultivadores de tierras
ajenas en régimen de arrendamiento. El Gobierno Central también se enemistó
con los nacionalistas vascos al paralizar la discusión en el Parlamento del
Proyecto de Estatuto impulsado por el PNV.
Las divergencias entre el Partido Radical
y la CEDA no tardarían en llegar. Las bases más extremistas de la CEDA acusaban a los radicales de
debilidad frente a la herencia del período azañista, que querían abolir en su
mayor parte. Incluso dentro del propio Partido Radical existían posturas diversas.
Como consecuencia de estas tensiones el Partido Radical se dividió en dos
facciones: la liderada por Lerroux y la de Martínez Barrios. Esta escisión
provocó una debilidad extrema en la coalición gubernamental.
El “intermedio Samper” fue un breve período de gobierno
exclusivamente radical, encabezado por Ricardo Samper. Este Gobierno se formó apresuradamente
a raíz de la retirada temporal de Lerroux (abril1.934) por causa de su enfrentamiento
con el Presidente de la República con motivo de la Ley de amnistía a los
sublevados de la “sanjurjada” .Ricardo Semper será acusado por la CEDA de debilidad,
por lo que Alcalá Zamora se ve obligado
nombrar nuevamente a Lerroux para la presidencia del gobierno,
anunciando este la entrada en el mismo de tres ministros de la CEDA.
1934 es el año en que
las posiciones se decantan y el país se polariza
definitivamente entre “las derechas” y
las “izquierdas”.
En la derecha se forman tres grupos
básicos: Falange Española y de las JONS de orientación fascista,
Renovación Española,
partido de los monárquicos formado básicamente por sectores de la alta burguesía
y de la nobleza, claramente antirrepublicano y extremista; y, sobre todo, la CEDA,
que aglutinaba casi todo el apoyo de las clases medias y populares de la
derecha católica. Sus Juventudes de Acción Popular (JAP) actuaban
ya como una “milicia fascista” a imitación
del modelo italiano y alemán, y participaban activamente en manifestaciones
violentas contra los movimientos obreros.
En el centro
quedaba el Partido Radical, desprestigiado ante sus votantes por el
apoyo que le prestaba la CEDA.
La Izquierda
Republicana se reconstruye a lo largo de 1934.Tras el fracaso electoral
nace Izquierda Republicana, liderada por Azaña. En septiembre, por su
parte, Martínez Barrios funda la Unión Republicana, algo más
moderada, pero de tendencia progresista.
Por último, los grupos
obreros se radicalizan claramente. El PSOE giró a la izquierda:
iniciaron la preparación de una revolución para el caso de que la CEDA llegase
al Gobierno. En las Juventudes
Socialistas (JS) se convirtió en secretario general Santiago Carrillo,
quien inició un acercamiento a las Juventudes Comunistas. El PCE también
abandonó el enfrentamiento con el PSOE: después del verano se impuso la necesidad
de crear un Frente Antifascista, tal como le dictaba la KOMINTERN
(Internacional Comunista); en septiembre, los comunistas
entran en las Alianzas Obreras socialistas, comenzando a preparar en
conjunto la revolución.
4.2. - La revolución de
octubre de 1934.
En este contexto se produjo la revolución de octubre
de 1934. El clima de tensión y enfrentamiento general generaron una situación explosiva que
llevó a la izquierda obrera a preparar la insurrección armada.
La entrada de tres ministros de la CEDA en el
Gobierno Radical provocó inmediatamente la reacción de algunos sectores de la
izquierda, los cuales consideraban que con esta medida se traicionaba a la República.
Esa misma tarde los dirigentes socialistas dieron la orden de huelga.
El día 5 de octubre el paro fue general en
todas las ciudades del país. Esto daría paso a otros sucesos más graves
como fueron los alzamientos armados en Madrid y en la mayor parte del
país, aunque estos revistieron mayor gravedad en Asturias y en Cataluña.
En Cataluña,
el conflicto tuvo características políticas más que sociales. Por
esta causa contó con escasa simpatía entre los medios obreros. El
presidente Lluis Companys llegó a proclamar la República catalana, dentro
de la República Federal Española. La República catalana fue disuelta
rápidamente, tras la actuación del ejército dirigido por el general
Batet. Companys fue detenido junto con el resto del Gobierno de la Generalitat.
En Asturias, por el
contrario, el movimiento armado tuvo un carácter eminentemente social y revolucionario. El movimiento
asturiano pretendía sustituir la República burguesa por un Estado proletario, similar al modelo
instalado en la Rusia de Stalin. Esto es al menos lo que daba a entender el
pacto entre la CNT y la UGT “para abolir el régimen burgués”. Participaron también
comunistas y trotskistas.
El Gobierno entregó plenos poderes militares
al general Franco, que hizo traer de África a las tropas de la Legión.
Los legionarios desembarcaron en Asturias haciendo frente a una feroz resistencia obrera.
Finalmente, el día 19 se pactó una rendición. La Guardia Civil se encargaría en
los días siguientes de la limpieza y represión posteriores. El balance
fue aterrador: cerca de 1 500 muertos, un número muy superior de
heridos y 30 000 detenciones, incluidos Companys, Azaña (que no
había participado en la revolución) y los principales dirigentes socialistas.
4.3. El final del Bienio
Derechista (1934-1936).
La experiencia de la República de derechas se
caracterizó por su inestabilidad. Las presiones externas, eran extremas: la
extrema derecha le acusaba de tibieza frente a la izquierda; y la izquierda y la
extrema izquierda de reaccionarismo, cuando no de fascismo. Sin embargo la
causa inmediata del agotamiento del Bienio radical-cedista está en las
consecuencias de la revolución de Asturias y los escándalos de
corrupción política, especialmente el “estraperlo”.
1- Las consecuencias de la revolución de Asturias.
La insurrección de Asturias pesó en la descomposición
del Gobierno radical-cedista, dividido ante el tratamiento que había que dar a
los vencidos en la sublevación armada. Ante este problema, la CEDA era
partidaria de aplicar todo el rigor de la Ley, a lo que se oponían los
radicales, más inclinados hacia medidas de clemencia. El presidente Alcalá
Zamora recordaba la benevolencia con que habían sido tratados Sanjurjo y los
sublevados contra la República en 1932 y el agravio que supondría el extremar
ahora el rigor de la Ley. Al final, las medidas fueron verdaderamente clementes,
lo que fue interpretado como un gesto de debilidad por las fuerzas de la
derecha y de la extrema derecha, y la CEDA abandonará el Gobierno. Sin embargo,
volvió un mes más tarde ante la debilidad de los radicales, y ahora con Gil
Robles como ministro de la Guerra.
A lo largo de 1935 se fueron gestando las dos
grandes coaliciones que se enfrentarían en las elecciones del año siguiente.
La derecha antirrepublicana se unió en el llamado Bloque Nacional,
formado en diciembre de 1934 por sectores monárquicos y oligárquicos,
encabezados por Calvo Sotelo.. Defendía un Estado autoritario y
corporativo, similar al fascista, y era la única alternativa a la CEDA en la
derecha.
También se produjo un acercamiento entre las fuerzas
de la izquierda, burguesa y obrera. Reclamaban
la disolución de las Cortes y nuevas elecciones que permitieran salvar a la
República. Azaña, recuperó de nuevo su papel de gran líder.
El gobierno radical-cedista continuó con su política
de rectificación. Se decretó la suspensión del Estatuto de Cataluña y
se aprobó la nueva Ley de Reforma Agraria, auténtica contrarreforma: paralización
definitiva de la reforma.
Por otra parte, el Gobierno permanecía en
continua crisis. Los cambios de ministros fueron frecuentes a lo largo de
1935, y la actitud del Presidente Alcalá Zamora cada vez más crítica con el
Gobierno, por su alejamiento de la Constitución.
2- Los escándalos políticos. El estraperlo.
En 1935 la situación del Gobierno radical-cedista
presidido por Lerroux era ya insostenible. Las divergencias internas y los
escándalos de corrupción habían acabado con su credibilidad política. Al presidente
Alcalá Zamora no le quedaban muchas alternativas: por una parte deseaba
desembarazarse de Lerroux, implicado en el escándalo de corrupción política conocido como estraperlo (que todavía no era de conocimiento público), por otra, también se resistía a nombrar un Presidente de Gobierno de la CEDA, por temor a una nueva reacción violenta de la izquierda.
desembarazarse de Lerroux, implicado en el escándalo de corrupción política conocido como estraperlo (que todavía no era de conocimiento público), por otra, también se resistía a nombrar un Presidente de Gobierno de la CEDA, por temor a una nueva reacción violenta de la izquierda.
Al final optó por nombrar a Chapaprieta, en
cuyo mandato estallaron los escándalos de corrupción política, protagonizados
exclusivamente por los radicales. En el mes de octubre salió a la luz el
escándalo del estraperlo Se trataba de una autorización hecha por
algunos de los principales altos cargos radicales del Gobierno, a cambio de
sobornos, a un fabricante holandés, Strauss, para introducir en casinos
españoles una máquina de juego: la ruleta. Este tráfico de influencias obligó
a dimitir a varios miembros del Gobierno, y del Partido Radical, incluyendo
al propio Lerroux y a su hijo. Finalmente, el 30 de diciembre, Portela Valladares formó un gobierno
puente con el compromiso de Alcalá Zamora de disolver las Cortes y convocar
elecciones, decreto que firmó el 7 de enero de 1936.
En febrero de 1936 la candidatura del Frente
Popular ganó las elecciones legislativas. Ahora se invertía el proceso: la
izquierda, aleccionada por causa de su anterior fracaso electoral se presentaba
unida en una misma coalición electoral. En 1936 era la derecha, por el
contrario, la que se encontraba dividida, desmoralizada y minada por los
escándalos de corrupción del Gobierno Lerroux.
El 15 de enero se firmó el Pacto del Frente
Popular, acuerdo sobre un programa mínimo, cuyas medidas básicas
significaban volver a poner en
marcha toda la legislación del primer bienio (educación, obras públicas, reforma agraria...) ahora sin dilación, decretar una amnistía, anular todas las represalias por la revolución de octubre, y restablecer las garantías constitucionales, suspendidas desde entonces.
marcha toda la legislación del primer bienio (educación, obras públicas, reforma agraria...) ahora sin dilación, decretar una amnistía, anular todas las represalias por la revolución de octubre, y restablecer las garantías constitucionales, suspendidas desde entonces.
Al pacto se unieron Izquierda Republicana, Unión
Republicana, el PSOE, el PCE y el Partido Obrero de Unificación
Marxista (POUM), recién fundado y de tendencia trotskista. Se unieron
también otros grupos de la izquierda y los sindicatos comunistas, además de la
UGT. La CNT no participó, pero esta vez,
no pidieron expresamente la abstención, lo que significó de hecho apoyar
indirectamente al Frente Popular.
La otra gran coalición se formó entre el Bloque
Nacional, de predominio monárquico, y la CEDA. La coalición no fue
capaz de hacer un programa sólido y coherente: fundamentó su alianza en la
negación de la revolución, el rechazo al marxismo y la amenaza que para el país
significaría la victoria del Frente Popular. El mismo José Antonio Primo de
Rivera criticó la falta de programa y mantuvo a la Falange fuera de la
coalición. También el PNV se presentó por su cuenta.
La campaña y las elecciones se
celebraron con bastante orden, pese a la violencia verbal y al clima de
enfrentamiento latente. El Frente Popular obtuvo 263 escaños, por 210 de la
coalición de centro-derecha; la victoria de la izquierda tuvo lugar en las
grandes ciudades y en las provincias del Sur y de la periferia, mientras que
las candidaturas de derecha se impusieron en las provincias del Norte y del
interior.
Realizado el escrutinio, Calvo Sotelo y el general
Franco instan a Portela Valladares a declarar el estado de guerra. José Antonio
Primo de Rivera pide armas para la Falange y los monárquicos presionan a Gil
Robles para que encabece un Gobierno de fuerza.
Por su parte, los grupos de izquierda abrieron las cárceles
adelantándose a la proclamación oficial de la amnistía. Portela Valladares se
negó a continuar al frente del Gobierno. Azaña formará Gobierno, estará compuesto únicamente por republicanos
de izquierda, sin participación del PSOE.
El Gobierno puso en marcha el programa del
Frente Popular de inmediato. Decretó una amplia amnistía, restablecieron
el Estatuto Catalán, y se iniciaban las negociaciones para la aprobación
de un estatuto para el País Vasco y Galicia. Decidió enviar a los generales
sospechosos de conspiración a puestos alejados de Madrid y distantes
entre sí: Franco a Canarias, Goded a Barcelona, Mola a Pamplona.
Se ocuparon
fincas, hasta el punto de que en marzo de 1936 el Gobierno
autorizaba al IRA a expropiar cualquier finca. El 15 de junio se restablecía
la Ley de Bases para la Reforma Agraria de 1932. Y se obligó a las
empresas a readmitir a muchos obreros despedidos a raíz de la huelga de
1934.
Las izquierdas acuerdan la
sustitución de Alcalá Zamora en la presidencia de la República y Manuel
Azaña es elegido el 10 de mayo de 1936 nuevo presidente de la República por
abrumadora mayoría. Tres días más tarde, es designado Presidente del Gobierno Santiago
Casares Quiroga, que forma un Gobierno republicano.
El triunfo de las izquierdas trajo consigo una intensa
movilización popular que creó un clima de tensión social. Los sindicatos y
partidos de izquierda radicalizaron sus posiciones: los anarquistas defendían la
revolución, mientras un sector del socialismo, encabezado por Largo Caballero, también se orientaba hacia soluciones radicales, aproximando sus posturas a las del Partido Comunista.
revolución, mientras un sector del socialismo, encabezado por Largo Caballero, también se orientaba hacia soluciones radicales, aproximando sus posturas a las del Partido Comunista.
Entre la derecha, se produce una
radicalización cada vez más cerca de la insurrección, y emerge como líder
indiscutible José Calvo Sotelo. La extrema derecha, formada por
carlistas y falangistas, consideran blanda la oposición de Gil Robles a las
nuevas autoridades republicanas. La encarcelación de José Antonio Primo
de Rivera, justificada por su tenencia ilegal de armas, aumenta la
crispación de los falangistas. Falange Española asumió un fuerte
protagonismo y fomentó un clima de enfrentamiento civil y de crispación política, y recurrió de manera más
decisiva a la violencia callejera. Y entre los sectores más conservadores
de la sociedad empezó a tomar cuerpo la idea de que el recurso al golpe de
Estado militar era la única solución.
Desde el momento mismo de las elecciones,
importantes sectores de la derecha llegaron a la conclusión de que sólo
un golpe militar podía evitar lo que consideraban una inminente
revolución socialista. Los principales líderes políticos (Gil
Robles, Calvo Sotelo, Goicoechea... y el mismo José Antonio Primo de Rivera),
los representantes de la oligarquía económica (Juan March) y los generales antirrepublicanos
(Mola, Varela, Goded, Fanjul, Franco,
entre otros), iniciaron contactos para preparar el golpe. Un primer
intento, previsto para el 20 de abril, no llega a producirse por
descoordinación entre los golpistas. Es entonces cuando Mola, destinado por
Azaña en Pamplona, toma el mando de la conspiración, bajo el nombre de El
Director, y comienza a preparar minuciosamente el golpe militar.
El golpe militar, ya muy avanzados
los preparativos al inicio del verano, se precipitará a raíz del asesinato,
el 12 de julio, de un oficial de la Guardia de Asalto, el teniente Castillo,
que fue respondido de madrugada por sus compañeros radicales con el secuestro
y asesinato del líder del Bloque Nacional, José Calvo Sotelo.
En medio de los rumores de golpe, el Jefe de Gobierno Casares Quiroga se
mantuvo inactivo, pese a las advertencias que le hacían los líderes obreros
sobre la inminencia del mismo. Cuando el 17 de julio por la tarde se produjo la
rebelión en Marruecos, el Gobierno permaneció inoperante, creyendo durante
muchas horas que se trataba de un intento limitado y condenado al fracaso. Dos
días después, la Guerra Civil era un hecho.
6. CONCLUSIONES
La
II República significó en sus inicios un intento de profunda renovación política,
socioeconómica y cultural. En este proyecto se unieron, en especial en su
primera etapa, distintos grupos políticos, cuyas bases estaban en las clases
medias y en los sectores obreros, pero pronto fracasaron al oponerse a sus
ideales reformadores tanto las corrientes revolucionarias proletarias como las
fuerzas sociales más conservadoras. Además, una serie de factores históricos
generales coadyuvaron a la brevedad del nuevo régimen y al sangriento epílogo
de la guerra civil, especialmente la depresión económica de 1929
El trágico desenlace de la II República se
explica también por la coyuntura política internacional, en la que la creciente
tensión política europea, derivada de las actitudes expansionistas de las
potencias totalitarias y su enfrentamiento con las democracias occidentales,
influyó asimismo en la evolución de los problemas internos de la República,
como prueba el posicionamiento de las distintas naciones de Europa, una vez
iniciada la guerra civil.
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