jueves, 28 de agosto de 2014

TEMA 8 ESPAÑA DE 1902 A 1923.





1.    INTRODUCCIÓN

2.    ANTECEDENTES DE LA DICTADURA

2.1           Regeneracionismo y Revisionismo Político
2.2           La Crisis de 1909
2.3           La Crisis de 1917
a)    Crisis Militar
b)   Crisis Parlamentaria
c)    Crisis Social
2.4           La Guerra Colonial en Marruecos. El Desastre de Annual

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1.     INTRODUCCIÓN 

El reinado de Alfonso XIII (1902-1930) fue un período convulso en la Historia de España. En él se produjo la crisis del Sistema de Cánovas por la
Alfonso XIII
propia crisis del Turno de Partidos y de los propios partidos Conservador y Liberal en sí. Paralelamente se reforzaba la oposición republicana, nacionalista y especialmente, los movimientos obreros, al tiempo que la sociedad y economía experimentaban los primeros indicios de modernización. 

Como respuesta a esta crisis, el sistema respondió con una tímida línea reformista a principios de siglo y con un cierre del sistema político después. Por su parte, el Rey Alfonso XIII intentó sustituir el inoperante juego político por un sistema autoritario sustentado por los militares. Eso le costó su trono. 

Entre 1902 y 1931 Europa vivió grandes acontecimientos de relevancia primordial para nuestra historia contemporánea. Las tensiones sociales, políticas y territoriales del siglo XIX desembocaron en la I Guerra Mundial (1914-1918) que no terminó de resolver muchos de los problemas que la habían ocasionado. En las décadas de 1920 y 1930, el fuerte ascenso del socialismo, animado por el triunfo de la Revolución Rusa (1917), fue contrarrestado por los sectores conservadores con fórmulas autoritarias y favoreció el ascenso de los fascismos en Italia (1922) y Alemania (1933). Este clima de confrontación ideológica se vio agravado por la crisis económica del 29.
España se ve influida por este contexto histórico pero a diferencia de otros países europeos occidentales contaba con un importante atraso económico y social, a pesar de haber iniciado su proceso de modernización casi un siglo antes. Efectivamente España seguía siendo un país agrario y la industria más importante era la textil, que se encontraba concentrada en Cataluña y dependía del exterior tanto en el abastecimiento de su materia prima (algodón) como en las patentes. Ello obligaba a prácticas económicas proteccionistas. Todos estos aspectos revelan una economía en que la modernización era modesta. 

Pero también la sociedad resultaba retrasada con respecto a Europa occidental. Una de las diferencias más marcadas era el alto índice de analfabetismo (en 1900 63% frente al 24% de Francia). Por otra parte, jornaleros, pequeños agricultores y obreros industriales y de servicios, representaba el 75% de la población activa, pero a su lado había una burguesía que había renovado la nobleza y que desempeñaba el poder político. En esta situación el movimiento obrero cobrará cada vez más importancia y los conflictos sociales serán frecuentes.

Desde el punto de vista político, aparentemente España era una nación moderna con un sistema político moderno. España, al comenzar el siglo XX, era una monarquía liberal aunque no democrática, a pesar de que desde 1890 había sufragio universal masculino. Seguía vigente la Constitución de 1876 y la legislación permitía la existencia de libertades importantes y también su ejercicio, principalmente en las ciudades. Otra cosa era la situación real que se daba al margen del contexto urbano, donde el sistema caciquil se imponía. El caciquismo suponía la dependencia de unas personas de otras al margen de la legislación. En efecto, el cacique, que solía ser el rico del pueblo o el que controlaba la administración pública con su influencia, orientaba la dirección del voto, agradeciendo con sus “favores” la fidelidad electoral y discriminando a los que no respetaban sus intereses. Aunque este sistema ya existía antes, lo característico es que ahora impregnaba toda la vida política, local y nacional, debido a la desmovilización política del electorado.


2.    ANTECEDENTES DE LA DICTADURA (1902-1923)

En 1897 Cánovas del Castillo fue asesinado y en 1902 Sagasta decidió retirarse de la política. Conservadores y liberales van a carecer de líderes indiscutibles que lleven las riendas de sus partidos y marquen la línea política a seguir. La situación se agravaba porque el caciquismo fomentaba las luchas personales dentro de los partidos.

        Ante esta coyuntura se decidió reconocer la mayoría de edad de Alfonso XIII que tenía 17 años. La actitud del joven rey, partidario de intervenir en el gobierno y sobre todo en la política de ascensos del ejército, creará mayor inestabilidad.  

        El ejército humillado por las derrotas (1898) se volcará sobre las guerras africanas e intervendrá cada vez más en política apoyado por el monarca. Dentro de él surgirá una ideología reaccionaria, los africanistas, contraria a cualquier cambio y defensora de la unidad y “valores patrios”. Con apoyo del rey, conseguirán que se apruebe la Ley de las Jurisdicciones por la que todo ataque o crítica al ejército, a la bandera, a la unidad de la patria y al rey, será juzgada por un tribunal militar.



        Desde el punto de vista político, ya los intelectuales más importantes del periodo final del siglo XIX (Joaquín Costa) protestaron contra el mundo de la Restauración, criticaron el sistema político y, en líneas generales, acertaron al denunciar la situación existente pero no tanto al señalar algunas de sus soluciones. Su actitud puede considerarse como el inicio del protagonismo en la vida española del término “regeneración” que indicó un deseo general de superar el retraso, llevar a cabo una modernización de la vida colectiva y revisar la vida política nacional o encontrar una solución fuera de ella. El regeneracionismo trascendió el ámbito del pensamiento e impregnó la actividad política de buena parte del siglo XX. Durante todo el reinado de Alfonso XIII ese término resultó decisivo para explicar la actitud de personas y de grupos políticos y sociales. El ansia de superar el retraso y llevar a cabo una modernización en todos los sentidos de la vida española se convirtió incluso en una obsesión.     

        Esto se concretó en dos ensayos de gobierno regeneracionista, uno de carácter conservador y otro liberal. El primero fue liderado por el político conservador Maura  entre 1904 y 1909, y el segundo por el liberal Canalejas  entre 1910 y 1914.


2.1  Regeneracionismo y revisionismo político

Los primeros años del reinado de Alfonso XIII, entre 1898 y 1912 están marcados por el Regeneracionismo desde el poder, (también denominado Revisionismo). Se trata de un serio intento de reformar el Sistema de la Restauración desde dentro y adaptarlo a las nuevas demandas sociales, especialmente de los movimientos obreros moderados. Sin embargo, no cambió lo fundamental pues fue incapaz de abrir el sistema político y hacerlo más participativo (los protagonistas del Revisionismo fueron Maura y Canalejas). 



La primera manifestación del Revisionismo Político fue la “revolución desde arriba” del gobierno conservador de Maura (genéricamente entre 1902-1909). 

Maura emprendió un ambicioso programa de gobierno que incluyó:

             Ø     Medidas de inversión pública, a través de la Ley de Protección de la Industria Nacional, el plan de reconstrucción naval -en la línea del rearme que las potencias europeas emprendían en plena carrera de armamentos-, y actuaciones dirigidas a mejorar la situación de la agricultura.
      Ø     Lo más importante de esta revolución desde arriba fue una tímida    reforma de la legislación laboral que mejoraba algo la condición de los obreros (se reguló el descanso dominical y la jornada laboral de mujeres y niños). Más importante fue la creación del Instituto Nacional de Previsión (1908), germen de la seguridad social, pero que no empezó a tener resultados tangibles hasta 1919.
    Ø     La única reforma política importante fue la Ley de Reforma Electoral de 1907 que imponía el sufragio obligatorio y en su artículo 29 concedía automáticamente el escaño en las circunscripciones en que se presentara un solo candidato. Lejos de solucionar el fraude electoral, lo único que hizo fue “maquillarlo”.
              Ø     Pero la más ambiciosa reforma de Maura era la nueva Ley de Administración Local por la que se creaban las mancomunidades, asociaciones de las Diputaciones de cada región (un primer paso para un autogobierno regional). Pero no llegó a ser aprobada.

El Partido Liberal de Canalejas llevó a cabo un regeneracionismo político de mayor alcance entre 1910-1912

Ø     la eliminación del impuesto de consumos
Ø     la Ley del Candado (que limitaba la creación de nuevos conventos e instituciones religiosas) y sobre todo,
Ø     la Ley de Reclutamiento (1912), que eliminó el Soldado de Cuota, aunque no acababa con las discriminaciones respecto al servicio militar
Ø     En 1912 Canalejas obtuvo su mayor éxito, cuando el Congreso aprobó la Ley de Mancomunidades que permitía un inicio de autogobierno y satisfacía las peticiones catalanistas. Estas reformas se vieron truncadas por el asesinato de Canalejas en 1912. Con su muerte, se iniciará una etapa de crisis permanente en los dos partidos dinásticos.




2.2  Las crisis de 1909 

La Semana Trágica de Barcelona (1909) fue la primera crisis grave que sufrió el Sistema de la Restauración tras la Guerra de Cuba (1898). Esta sublevación no respondía a ninguna ideología concreta, sino que fue una explosión de descontento popular motivada por el paro en el sector textil y el embarque de los soldados destinados a Marruecos en el puerto de Barcelona.

 Entre los amotinados había anarquistas, republicanos y catalanistas que tomaron las calles de la ciudad durante una semana. Una de las manifestaciones de estos desórdenes fue la violencia contra la iglesia y la quema de conventos, tan irracional como espontánea. Estos ataques muestran cómo las clases bajas urbanas identificaban a la Iglesia con el orden constituido y con los intereses de las clases dominantes. Sin embargo, la quema de conventos fue vista en la católica España como un signo de barbarie y desorden público.

 La respuesta del gobierno de Maura contra la Semana Trágica fue el uso de la fuerza, e incluso una represión exagerada (como el caso del juicio y ejecución del anarquista Ferrer Guardia), lo cual le costó la dimisión. De
este modo, en la Semana Trágica de Barcelona estallaron a la vez todos los conflictos latentes en el Sistema de la Restauración ante la opinión pública y comenzó la lenta ruina de dicho sistema político. 
La Semana Trágica y el asesinato de Canalejas (1912) no sólo pusieron fin al período del Revisionismo Político desde el poder sino que abrió un nuevo período (1912-1923) en el que se manifestó la crisis de los Partidos del Turno y el propio Turno de Partidos como lo había diseñado Cánovas. La crisis de los partidos del turno (Conservador y Liberal) se debió a que no eran partidos de masas y, por tanto, dependían demasiado de líderes como Cánovas, Sagasta o Canalejas. Cuando éstos desaparecieron, la falta de liderazgo produjo luchas internas por el poder. Al mismo tiempo entró en crisis el sistema del turno que permitía la alternancia pactada entre el Partido Conservador y Liberal. A partir de 1909, y a raíz de la Semana Trágica, el Partido Conservador se vio obligado a dejar el poder por la presión internacional y de la oposición. 

Paralelamente, la oposición política, marginada del sistema canovista se reforzaba en los primeros años del siglo XX. Entre la oposición política adquirieron mucha fuerza los partidos republicanos (demócratas y anticlericales) como el Partido Radical de Lerroux o el Partido Reformista
de Melquíades Álvarez; también se siguieron desarrollando los partidos obreros, PSOE y Anarquistas, al ritmo del desarrollo industrial. Los anarquistas organizaron su sindicato, la CNT, a partir de 1910. 

También destaca el desarrollo de los partidos nacionalistas, especialmente de los catalanistas. Entre éstos se siguió desarrollando el nacionalismo catalán conservador en torno a la Lliga Regionalista de F. Cambó, asimismo surgió un nacionalismo catalán de izquierdas y republicano: Ezquerra Republicana de Catalunya de F. Maçiá. El nacionalismo vasco (PNV) se moderó respecto a las posturas radicales y antiespañolistas iniciales de Sabino Arana. 

España no participó en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), aunque la opinión pública española se dividió entre aliadófilos, (en general, la opinión progresista, los intelectuales y los sectores financieros e industriales apoyaban a los aliados) y germanófilos (los oficiales, el clero, la aristocracia y los terratenientes, que se identificaban con el orden, la disciplina y el conservadurismo asociados a la imagen de Alemania). Sin embargo, la guerra tuvo efectos económicos y sociales muy importantes en España. Durante la guerra, España pasó a ser suministradora de materias primas y alimentos a los contendientes, lo cual hizo aumentar mucho las exportaciones. Esto tuvo un efecto expansivo sobre la economía, pues mejoró la balanza comercial. Sin embargo, el aumento de la demanda exterior provocó un ascenso generalizado de los precios



Mientras tanto, los beneficios obtenidos no se repartieron adecuadamente, ni se produjo un ascenso paralelo de los salarios. Consiguientemente, las clases bajas perdieron poder adquisitivo y aumentó el descontento y la conflictividad social (afiliaciones a los sindicatos, huelgas). 

Todos estos problemas económicos y sociales se unieron al problema político y al descontento en el ejército, y finalmente se precipitaron en la crisis de 1917


2.3  Las crisis de 1917

a) Crisis Militar

La primera manifestación de esta crisis fue la creación de las Juntas Militares de Defensa. Éstas se formaron desde 1916 entre la oficialidad intermedia y se sublevaron a principios de 1917. Las razones de esta sublevación fueron el descontento contra la política del gobierno liberal de Romanones: pérdida del poder adquisitivo de los militares, favoritismo en la concesión de destinos a Marruecos, exigencia de exámenes de “aptitud” considerados como una “deshonra”. 

El Manifiesto de las Juntas de Defensa supone la reaparición del protagonismo del ejército en la política, pues los militares aparecen como los garantes de los principios sagrados de la patria (unidad nacional, orden público, etc.). El rey Alfonso XIII, lejos de luchar contra este movimiento, lo apoyó, convencido de que el ejército era la mejor defensa contra la oposición política al Sistema de la Restauración y el mejor sustituto frente a la crisis política de dicho sistema. 

b) Crisis Parlamentaria

La Asamblea de Parlamentarios fue el segundo capítulo de la crisis de 1917. Se trató de una especie de “parlamento alternativo” a las Cortes, reunido en Barcelona, por iniciativa de Cambó y la Lliga Regionalista, pero que pretendía unir a toda la oposición política al Sistema de la Restauración (republicanos, nacionalistas y socialistas). La Asamblea de Parlamentarios pudo ser una revolución política incruenta, pues pretendía comportarse como una asamblea constituyente que modificara definitivamente el caduco sistema de Cánovas. Sin embargo, fracasó por las propias diferencias entre sus componentes (incluían a representantes de los empresarios catalanes y obreros a un tiempo), la oposición frontal del rey y del ejército, el miedo de los grupos burgueses a la Huelga General y el ofrecimiento a los catalanistas de la Lliga a participar en gobiernos de concentración

c) Crisis Social 

El tercer capítulo de la crisis de 1917 fue la Huelga General promovida al mismo tiempo por socialistas y anarquistas, y que protestaba contra la pérdida de poder adquisitivo de los obreros. Sin embargo, más importante que las reivindicaciones laborales (típicas de una huelga), eran las reivindicaciones de un cambio en el sistema político que justifican que se califique a ésta como una Huelga Revolucionaria. La huelga tuvo éxito en zonas urbanas (Barcelona, Madrid, Vizcaya, Asturias, Zaragoza), pero apenas tuvo importancia en otras zonas como Andalucía. La respuesta del gobierno fue negarse a negociar y el uso de la fuerza, el ejército fue así utilizado como una fuerza de orden público contra los huelguistas. La huelga contribuyó a hacer fracasar a la Junta de Parlamentarios y a acercar las posturas entre las Juntas de Defensa y el rey. 



Tras la crisis de 1917 se hizo patente la inoperancia del sistema político y su incapacidad de abrirse a un modelo más democrático. Aún se intentó revitalizar con gobiernos de concentración que reunían a las fuerzas políticas monárquicas y conservadoras, pero éstos también fracasaron. Al rey sólo vio como alternativa la vía militar

Las consecuencias de la crisis fueron muy graves. El partido Conservador y el Liberal se fragmentaron en múltiples facciones a las que será imposible poner de acuerdo por el personalismo de sus líderes, lo que
Nº de Huelgas Generales por Provincias
producirá "gobiernos de concentración" muy inestables: el Gobierno Nacional de marzo de 1918, en el que estaban todos (Maura, Dato, Romanones, Cambó, García Prieto...) duró 9 meses.

El movimiento obrero se reforzó mucho, coincidiendo con los tres años que siguieron al triunfo de la Revolución Soviética en Rusia, el llamado "Trienio Bolchevique" (1918, 1919 y 1920).

La CNT juntaba en 1919 a 700000 afiliados, sobre todo catalanes, destacando entre sus dirigentes Ángel Pestaña y Salvador Seguí. En 1919, mantuvo durante 44 días una huelga en la empresa eléctrica y de tranvías "La Canadiense" de Barcelona y, en Andalucía, hubo una auténtica rebelión campesina pidiendo tierras. El gobierno recurrió al ejército y, los empresarios, a pistoleros.

Por su parte, la UGT contaba en 1921 con 240000 afiliados y el PSOE con 45000. Tras el triunfo de la Revolución en Rusia, se va a producir en 1921 una ruptura entre los marxistas españoles: los reformistas (socialdemócratas), mayoritarios y partidarios de llegar a acuerdos con la izquierda burguesa (republicanos y demócratas), no van a integrarse en la III Internacional, organizada por el Partido Comunista de la Unión Soviética; una parte del PSOE, los revolucionarios (comunistas), se va a separar fundando el Partido Comunista de España. A la muerte de Pablo Iglesias, dirigirá el socialismo español Julián Besteiro.

Hasta 1921, la cuestión social siguió empeorando y no ayudó nada a solucionarla que el gobierno de Dato la combatiera a tiro limpio en las calles de Barcelona, a través del gobernador "civil", el general Martínez Anido. De hecho, Dato fue asesinado en marzo de 1921 por un anarquista.


2.4  La Guerra colonial en Marruecos. El desastre de Annual
 
La Guerra de Marruecos fue un auténtico cáncer de la vida política española entre 1906 y 1927. Su origen está en la Conferencia de Algeciras (1906), en que las disputas entre las grandes potencias por el Protectorado de Marruecos provocaron la concesión de la parte septentrional de éste, el Rif, a España. 

El Rif era una zona pobre poblada por tribus belicosas llamadas kabilas que constantemente amenazaban los puertos de Ceuta y Melilla. 

El gobierno de Maura y el ejército español se plantearon la conquista de El Rif como una cuestión de honor y prestigio nacional que permitiera olvidar a la opinión pública el desastre del 98. Además existían ciertos intereses económicos en la zona (minas de hierro, construcción del ferrocarril). 

Sin embargo, la cuestión de Marruecos se convirtió en un terrible
Abd-el-Krim
problema pues lejos de una victoria fácil se convirtió en una larga pesadilla por la resistencia de los rifeños dirigidos por un líder muy hábil: Abd-el-Krim

La Guerra de Marruecos dividió a la sociedad española. Por un lado, los políticos se dividieron entre aquéllos que apoyaban la conquista de Marruecos y los que preferían su abandono. Los militares se dividieron entre los africanistas (favorecidos por los ascensos conseguidos por méritos de guerra en Marruecos) y los juntistas (marginados en la Península y sometidos al ascenso por rigurosos escalafón, éstos acusan de enchufismo a los africanistas). Por último, la Guerra de Marruecos agravaba el problema de los soldados de cuota que libraba del servicio militar a los hijos de las clases acomodadas (esto provocó la Semana Trágica de Barcelona). 

Primera Bandera de la Legión

El punto álgido del conflicto marroquí llegó en 1921 cuando el General Fernández Silvestre fue derrotado en Annual. Se perdieron más de 13.000 hombres y la propia ciudad de Melilla estuvo a punto de caer en manos de Abd-el-Krim. La oposición acusó al gobierno e incluso al propio rey de ineptitud. El desastre de Annual fue una de las causas más importantes del golpe de estado del General Primo de Rivera (1923).

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