1.
INTRODUCCIÓN
2.
ANTECEDENTES DE LA DICTADURA
2.1
Regeneracionismo y Revisionismo Político
2.2
La Crisis de 1909
2.3
La Crisis de 1917
a)
Crisis Militar
b)
Crisis Parlamentaria
c)
Crisis Social
2.4
La Guerra Colonial en Marruecos. El Desastre
de Annual
___________________________________________________
1.
INTRODUCCIÓN
El reinado de Alfonso XIII (1902-1930) fue un
período convulso en la Historia de España. En él se produjo la crisis del
Sistema de Cánovas por la
propia crisis del Turno de Partidos y de los propios
partidos Conservador y Liberal en sí. Paralelamente se reforzaba la oposición
republicana, nacionalista y especialmente, los movimientos obreros, al tiempo
que la sociedad y economía experimentaban los primeros indicios de
modernización.
Alfonso XIII |
Como respuesta a esta crisis, el sistema respondió
con una tímida línea reformista a principios de siglo y con un cierre del
sistema político después. Por su parte, el Rey Alfonso XIII intentó sustituir
el inoperante juego político por un sistema autoritario sustentado por los
militares. Eso le costó su trono.
Entre 1902 y
1931 Europa vivió grandes
acontecimientos de relevancia primordial para nuestra historia contemporánea.
Las tensiones sociales, políticas y territoriales del siglo XIX desembocaron en
la I Guerra Mundial (1914-1918) que no terminó de
resolver muchos de los problemas que la habían ocasionado. En las décadas de
1920 y 1930, el fuerte ascenso del socialismo, animado por el triunfo de la Revolución Rusa (1917), fue contrarrestado por los
sectores conservadores con fórmulas autoritarias y favoreció el ascenso de los fascismos en Italia (1922) y Alemania
(1933). Este clima de confrontación ideológica se vio agravado por la crisis económica del 29.
España
se ve influida por este contexto histórico pero a diferencia de otros países
europeos occidentales contaba con un importante atraso económico y social, a pesar de haber iniciado su
proceso de modernización casi un siglo antes. Efectivamente España seguía
siendo un país agrario y la
industria más importante era la textil, que se encontraba concentrada en
Cataluña y dependía del exterior tanto en el abastecimiento de su materia prima
(algodón) como en las patentes. Ello obligaba a prácticas económicas proteccionistas. Todos estos aspectos revelan
una economía en que la modernización era
modesta.
Pero también la sociedad resultaba retrasada con
respecto a Europa occidental. Una de las diferencias más marcadas era el alto
índice de analfabetismo (en 1900 63%
frente al 24% de Francia). Por otra parte, jornaleros, pequeños agricultores y
obreros industriales y de servicios, representaba el 75% de la población
activa, pero a su lado había una burguesía que había renovado la nobleza y que
desempeñaba el poder político. En esta situación el movimiento obrero cobrará cada vez más importancia y los conflictos sociales serán frecuentes.
Desde el punto de vista político,
aparentemente España era una nación moderna con un sistema político moderno.
España, al comenzar el siglo XX, era una monarquía
liberal aunque no democrática, a pesar de que desde 1890 había sufragio universal masculino. Seguía vigente la Constitución de 1876 y la legislación permitía la
existencia de libertades importantes y también su ejercicio, principalmente en
las ciudades. Otra cosa era la situación real que se daba al margen del contexto
urbano, donde el sistema caciquil se
imponía. El caciquismo suponía la dependencia de unas personas de otras al
margen de la legislación. En efecto, el cacique, que solía ser el rico del
pueblo o el que controlaba la administración pública con su influencia,
orientaba la dirección del voto, agradeciendo con sus “favores” la fidelidad
electoral y discriminando a los que no respetaban sus intereses. Aunque este
sistema ya existía antes, lo característico es que ahora impregnaba toda la
vida política, local y nacional, debido a la desmovilización política del
electorado.
2.
ANTECEDENTES DE LA DICTADURA (1902-1923)
En 1897 Cánovas del Castillo fue asesinado y en 1902
Sagasta decidió retirarse de la política. Conservadores y
liberales van a carecer de líderes indiscutibles que
lleven las riendas de sus partidos y marquen la línea política a seguir. La
situación se agravaba porque el caciquismo
fomentaba las luchas personales dentro de los partidos.
Ante esta coyuntura se decidió reconocer la mayoría
de edad de Alfonso XIII que tenía 17 años. La actitud del joven rey, partidario de intervenir en el
gobierno y sobre todo en la política de ascensos del ejército, creará mayor
inestabilidad.
El
ejército humillado por las derrotas (1898)
se volcará sobre las guerras africanas e intervendrá cada vez más en política
apoyado por el monarca. Dentro de él surgirá una ideología reaccionaria, los africanistas,
contraria a cualquier cambio y defensora de la unidad y “valores patrios”. Con
apoyo del rey, conseguirán que se apruebe la Ley de las Jurisdicciones por la que todo
ataque o crítica al ejército, a la bandera, a la unidad de la patria y al rey,
será juzgada por un tribunal militar.
Desde
el punto de vista político, ya los intelectuales más importantes del
periodo final del siglo XIX (Joaquín
Costa) protestaron contra el mundo de la Restauración,
criticaron el sistema político y, en líneas generales, acertaron al denunciar
la situación existente pero no tanto al señalar algunas de sus soluciones. Su
actitud puede considerarse como el inicio del protagonismo en la vida española
del término “regeneración” que
indicó un deseo general de superar el retraso, llevar a cabo una modernización
de la vida colectiva y revisar la
vida política nacional o encontrar una solución fuera de ella. El regeneracionismo
trascendió el ámbito del pensamiento e impregnó la actividad política de buena
parte del siglo XX. Durante todo el
reinado de Alfonso XIII ese término resultó decisivo para explicar la actitud
de personas y de grupos políticos y sociales. El ansia de superar el retraso y
llevar a cabo una modernización en todos los sentidos de la vida española se
convirtió incluso en una obsesión.
Esto se concretó en dos ensayos de gobierno regeneracionista, uno de carácter
conservador y otro liberal. El primero fue liderado por el político conservador Maura entre 1904 y 1909, y el segundo por el liberal Canalejas entre 1910 y 1914.
2.1 Regeneracionismo y
revisionismo político.
Los primeros años del reinado de Alfonso XIII, entre
1898 y 1912 están marcados por el Regeneracionismo desde el poder,
(también denominado Revisionismo). Se trata de un serio intento de
reformar el Sistema de la Restauración desde dentro y adaptarlo a las nuevas
demandas sociales, especialmente de los movimientos obreros moderados. Sin
embargo, no cambió lo fundamental pues fue incapaz de abrir el sistema político
y hacerlo más participativo (los protagonistas del Revisionismo fueron Maura y
Canalejas).
La primera manifestación del Revisionismo Político
fue la “revolución desde arriba” del gobierno conservador de Maura (genéricamente entre
1902-1909).
Maura emprendió un ambicioso programa de gobierno
que incluyó:
Ø Lo
más importante de esta revolución desde arriba fue una tímida reforma de la
legislación laboral que mejoraba algo la condición de los obreros (se
reguló el descanso dominical y la jornada laboral de mujeres y niños). Más
importante fue la creación del Instituto Nacional de Previsión (1908),
germen de la seguridad social, pero que no empezó a tener resultados tangibles
hasta 1919.
Ø La
única reforma política importante
fue la Ley de Reforma Electoral de 1907 que imponía el sufragio obligatorio
y en su artículo 29 concedía automáticamente el escaño en las circunscripciones
en que se presentara un solo candidato. Lejos de solucionar el fraude
electoral, lo único que hizo fue “maquillarlo”.
Ø Pero
la más ambiciosa reforma de Maura era la
nueva Ley de Administración Local por la que se creaban las mancomunidades,
asociaciones de las Diputaciones de cada región (un primer paso para un
autogobierno regional). Pero no llegó a
ser aprobada.
El Partido Liberal de Canalejas
llevó
a cabo un regeneracionismo político de mayor alcance entre 1910-1912:
Ø la
eliminación del impuesto de consumos
Ø la
Ley del Candado (que limitaba la creación de nuevos conventos e
instituciones religiosas) y sobre todo,
Ø la
Ley de Reclutamiento (1912), que eliminó el Soldado de Cuota, aunque no
acababa con las discriminaciones respecto al servicio militar
Ø En
1912 Canalejas obtuvo su mayor éxito, cuando el Congreso aprobó la Ley de Mancomunidades que permitía
un inicio de autogobierno y satisfacía las peticiones catalanistas. Estas
reformas se vieron truncadas por el asesinato de Canalejas en 1912. Con su
muerte, se iniciará una etapa de crisis permanente en los dos partidos
dinásticos.
2.2 Las crisis de 1909
La Semana Trágica de Barcelona (1909) fue la primera
crisis grave que sufrió el Sistema de la Restauración tras la Guerra de Cuba
(1898). Esta sublevación no respondía a ninguna ideología concreta, sino que
fue una explosión de descontento popular motivada por el paro en el
sector textil y el embarque de los soldados destinados a Marruecos en el puerto
de Barcelona.
Entre los amotinados había anarquistas, republicanos y
catalanistas que tomaron las calles de la ciudad durante una semana. Una de
las manifestaciones de estos desórdenes fue la violencia contra la iglesia y la
quema de conventos, tan irracional como espontánea. Estos ataques
muestran cómo las clases bajas urbanas identificaban a la Iglesia con el orden
constituido y con los intereses de las clases dominantes. Sin embargo, la quema
de conventos fue vista en la católica España como un signo de barbarie y
desorden público.
La respuesta del gobierno
de Maura contra la Semana Trágica fue el uso de la fuerza, e incluso
una represión exagerada (como
el caso del juicio y ejecución del anarquista Ferrer Guardia), lo cual le
costó la dimisión. De
este modo, en la Semana Trágica de Barcelona estallaron a la vez todos los conflictos latentes en el Sistema de la Restauración ante la opinión pública y comenzó la lenta ruina de dicho sistema político.
este modo, en la Semana Trágica de Barcelona estallaron a la vez todos los conflictos latentes en el Sistema de la Restauración ante la opinión pública y comenzó la lenta ruina de dicho sistema político.
La Semana Trágica y el asesinato de Canalejas
(1912) no sólo pusieron fin al período del Revisionismo Político desde el
poder sino que abrió un nuevo período (1912-1923) en el que se manifestó la crisis
de los Partidos del Turno y el propio Turno de Partidos como lo
había diseñado Cánovas. La crisis de los partidos del turno (Conservador y
Liberal) se debió a que no eran partidos de masas y, por tanto, dependían
demasiado de líderes como Cánovas, Sagasta o Canalejas. Cuando éstos
desaparecieron, la falta de liderazgo produjo luchas internas por el
poder. Al mismo tiempo entró en crisis
el sistema del turno que permitía la alternancia pactada entre el Partido
Conservador y Liberal. A partir de 1909, y a raíz de la Semana Trágica, el
Partido Conservador se vio obligado a dejar el poder por la presión
internacional y de la oposición.
Paralelamente,
la oposición política, marginada del sistema canovista se
reforzaba en los primeros años del siglo XX. Entre la oposición política
adquirieron mucha fuerza los partidos republicanos (demócratas y
anticlericales) como el Partido Radical de Lerroux o el Partido
Reformista
de Melquíades Álvarez; también se siguieron desarrollando los partidos obreros, PSOE y Anarquistas, al ritmo del desarrollo industrial. Los anarquistas organizaron su sindicato, la CNT, a partir de 1910.
de Melquíades Álvarez; también se siguieron desarrollando los partidos obreros, PSOE y Anarquistas, al ritmo del desarrollo industrial. Los anarquistas organizaron su sindicato, la CNT, a partir de 1910.
También destaca el desarrollo de los partidos nacionalistas,
especialmente de los catalanistas. Entre éstos se siguió desarrollando el nacionalismo catalán conservador en
torno a la Lliga Regionalista de F. Cambó, asimismo surgió un nacionalismo catalán de izquierdas y republicano: Ezquerra
Republicana de Catalunya de F. Maçiá. El nacionalismo vasco (PNV)
se moderó respecto a las posturas radicales y antiespañolistas iniciales de
Sabino Arana.
España no participó en la Primera Guerra Mundial (1914-1918),
aunque la opinión pública española se dividió entre aliadófilos, (en general,
la opinión progresista, los intelectuales y los sectores financieros e
industriales apoyaban a los aliados) y germanófilos (los oficiales, el clero, la aristocracia y
los terratenientes, que se identificaban con el orden, la disciplina y el
conservadurismo asociados a la imagen de Alemania). Sin embargo, la
guerra tuvo efectos económicos y sociales muy importantes en España. Durante la
guerra, España pasó a ser suministradora de materias primas y alimentos a los
contendientes, lo cual hizo aumentar mucho las exportaciones. Esto tuvo
un efecto expansivo sobre la economía, pues mejoró la balanza comercial. Sin
embargo, el aumento de la demanda exterior provocó un ascenso generalizado
de los precios.
Mientras tanto, los beneficios obtenidos no se repartieron
adecuadamente, ni se produjo un ascenso paralelo de los salarios. Consiguientemente,
las clases bajas perdieron poder adquisitivo y aumentó el descontento y
la conflictividad social (afiliaciones a los sindicatos, huelgas).
Todos estos problemas económicos y sociales se
unieron al problema político y al descontento en el ejército, y finalmente se
precipitaron en la crisis de 1917.
2.3
Las crisis de
1917
a)
Crisis Militar
La primera manifestación de esta crisis fue la
creación de las Juntas Militares de Defensa. Éstas se formaron desde
1916 entre la oficialidad intermedia y se sublevaron a principios de 1917. Las
razones de esta sublevación fueron el descontento contra la política del
gobierno liberal de Romanones: pérdida del poder adquisitivo de los
militares, favoritismo en la concesión de destinos a Marruecos, exigencia de
exámenes de “aptitud” considerados como una “deshonra”.
El Manifiesto de las Juntas de Defensa supone
la reaparición del protagonismo del ejército en la política, pues los
militares aparecen como los garantes de los principios sagrados de la patria (unidad
nacional, orden público, etc.). El rey Alfonso XIII, lejos de luchar
contra este movimiento, lo apoyó,
convencido de que el ejército era la mejor defensa contra la oposición política
al Sistema de la Restauración y el mejor sustituto frente a la crisis política
de dicho sistema.
b)
Crisis Parlamentaria
La Asamblea de Parlamentarios fue el segundo
capítulo de la crisis de 1917. Se trató de una especie de “parlamento
alternativo” a las Cortes, reunido en Barcelona, por iniciativa de Cambó y
la Lliga Regionalista, pero que pretendía unir a toda la oposición política al
Sistema de la Restauración (republicanos, nacionalistas y socialistas). La
Asamblea de Parlamentarios pudo ser una revolución política incruenta,
pues pretendía comportarse como una asamblea constituyente que modificara
definitivamente el caduco sistema de Cánovas. Sin embargo, fracasó por
las propias diferencias entre sus componentes (incluían a representantes de los
empresarios catalanes y obreros a un tiempo), la oposición frontal del rey y
del ejército, el miedo de los grupos burgueses a la Huelga General y el
ofrecimiento a los catalanistas de la Lliga a participar en gobiernos de
concentración.
c)
Crisis Social
El tercer capítulo de la crisis de 1917
fue la Huelga General promovida
al mismo tiempo por socialistas y anarquistas, y que protestaba contra la
pérdida de poder adquisitivo de los obreros. Sin embargo, más importante que
las reivindicaciones laborales (típicas de una huelga), eran las
reivindicaciones de un cambio en el sistema político que justifican que se
califique a ésta como una Huelga Revolucionaria. La huelga tuvo éxito
en zonas urbanas (Barcelona, Madrid, Vizcaya, Asturias, Zaragoza), pero
apenas tuvo importancia en otras zonas como Andalucía. La respuesta del
gobierno fue negarse a negociar y el uso de la fuerza, el ejército fue así utilizado como una fuerza de orden público contra
los huelguistas. La huelga contribuyó a hacer fracasar a la Junta de
Parlamentarios y a acercar las posturas entre las Juntas de Defensa y el rey.
Tras la crisis de 1917 se hizo patente la
inoperancia del sistema político y su incapacidad de abrirse a un modelo más
democrático. Aún se intentó revitalizar con gobiernos de concentración que
reunían a las fuerzas políticas monárquicas y conservadoras, pero éstos también
fracasaron. Al rey sólo vio como alternativa la vía militar.
Las consecuencias de la crisis
fueron muy graves. El
partido Conservador y el Liberal se fragmentaron en múltiples facciones a
las que será imposible poner de acuerdo por el personalismo de sus líderes, lo
que
producirá "gobiernos de
concentración" muy inestables: el Gobierno Nacional de marzo de 1918,
en el que estaban todos (Maura, Dato, Romanones, Cambó, García Prieto...) duró
9 meses.
Nº de Huelgas Generales por Provincias |
El
movimiento obrero se reforzó mucho, coincidiendo con los
tres años que siguieron al triunfo de la Revolución Soviética
en Rusia, el llamado "Trienio
Bolchevique" (1918, 1919 y 1920).
La CNT
juntaba en 1919 a
700000 afiliados, sobre todo catalanes, destacando entre sus dirigentes Ángel Pestaña y Salvador Seguí. En
1919, mantuvo durante 44 días una huelga en la empresa eléctrica y de tranvías
"La Canadiense"
de Barcelona y, en Andalucía, hubo una auténtica rebelión campesina pidiendo
tierras. El gobierno recurrió al ejército y, los empresarios, a pistoleros.
Por su parte, la UGT
contaba en 1921 con 240000 afiliados y el
PSOE con 45000. Tras el triunfo de la Revolución en Rusia, se va a producir en 1921 una ruptura entre los marxistas
españoles: los reformistas (socialdemócratas), mayoritarios y partidarios de
llegar a acuerdos con la izquierda burguesa (republicanos y demócratas), no van
a integrarse en la
III Internacional, organizada por el Partido Comunista de la Unión Soviética;
una parte del PSOE, los revolucionarios (comunistas), se va a separar fundando
el Partido Comunista de España. A la
muerte de Pablo Iglesias, dirigirá el socialismo español Julián Besteiro.
Hasta 1921, la cuestión social
siguió empeorando y no ayudó nada a solucionarla que el gobierno de Dato la
combatiera a tiro limpio en las calles de Barcelona, a través del gobernador
"civil", el general Martínez Anido. De hecho, Dato fue asesinado en
marzo de 1921 por un anarquista.
2.4
La Guerra colonial
en Marruecos. El desastre de Annual
La Guerra de Marruecos fue un auténtico
cáncer de la vida política española entre 1906 y 1927. Su origen está en la Conferencia
de Algeciras (1906), en que las disputas entre las grandes potencias por el
Protectorado de Marruecos provocaron la concesión de la parte
septentrional de éste, el Rif, a España.
El Rif era una zona pobre poblada por tribus
belicosas llamadas kabilas que constantemente amenazaban los puertos de
Ceuta y Melilla.
El gobierno de Maura y el ejército español se
plantearon la conquista de El Rif como una cuestión de honor y prestigio
nacional que permitiera olvidar a la opinión pública el desastre del 98.
Además existían ciertos intereses económicos en la zona (minas de hierro,
construcción del ferrocarril).
Sin embargo, la cuestión de Marruecos se convirtió
en un terrible
problema pues lejos de una victoria fácil se convirtió en una
larga pesadilla por la resistencia de los rifeños dirigidos por un líder muy
hábil: Abd-el-Krim.
Abd-el-Krim |
La Guerra de Marruecos dividió a la sociedad
española. Por un lado, los políticos se dividieron entre aquéllos que apoyaban
la conquista de Marruecos y los que preferían su abandono. Los militares se
dividieron entre los africanistas (favorecidos por los ascensos conseguidos
por méritos de guerra en Marruecos) y los juntistas (marginados en la
Península y sometidos al ascenso por rigurosos escalafón, éstos acusan de
enchufismo a los africanistas). Por último, la Guerra de Marruecos agravaba el
problema de los soldados de cuota que libraba del servicio militar a los
hijos de las clases acomodadas (esto provocó la Semana Trágica de Barcelona).
El punto álgido del conflicto marroquí llegó en 1921
cuando el General Fernández Silvestre fue derrotado en Annual. Se
perdieron más de 13.000 hombres y la propia ciudad de Melilla estuvo a punto de
caer en manos de Abd-el-Krim. La oposición acusó al gobierno e incluso al
propio rey de ineptitud. El desastre de Annual fue una de las causas más
importantes del golpe de estado del General Primo de Rivera (1923).
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